Letras | Cocina
Hay que animarse a contar las cosas buenas de la vida. Hay que tener coraje. Mucho.
En mi caso, que en la realidad soy una persona indecisa e insoportablemente insegura, aquí, en la luna en la que quisiera vivir –aspiración que me concierne según hablan los que me conocen– no me ando con remilgos. Me abandono a la tarea de contar lo mejor de lo bueno, sin ninguna vergüenza. Las malas noticias que las cuenten los prácticos, los reales, los analíticos. Las malas noticias han ocupado el lugar que les pertenecía a las telenovelas, a las series ingeniosas, a los programas creativos dirigidos a los niños, al libro gordo de Petete, al Topo Giggio y a Hijitus, a los programas de tango, de campo, de moda. Una mala noticia contada repetidas veces seguirá presente en los medios tanto como cuánto es de elástica la eternidad. O hasta una próxima desgracia.
En mi esquina se suceden con escandalosa frecuencia. Accidentes de coches cuyos choferes se niegan a frenar. El signo PARE que obligaba hacerlo en una de las dos direcciones fue removido supongo que por inútil.
En esta esquina me encontraba mirando hacia los cuatro costados, cuando los golpecitos de dos bastones blancos me sugirieron detenerme. Era una pareja, que no podía ver el riesgo que se multiplicaba delante de sus ojos, el tráfico era un serpenteo de espíritus inquietos y con muy poca educación, y cruzar la calle parecía misión difícil, hasta para mí, que me jacto de la misma vista de lince de mi tía Celina antes de la diabetes. Indecisa e insegura, me tomó un instante interpretar sus movimientos, examinando el momento preciso para intervenir sin incomodarlos. Un imperceptible segundo después, me conmovieron la agilidad y la humanidad de la mujer ángel que llegó en su auto, bendita sea, a poner fin al vilo en el que nos hallábamos la pareja y yo. Bajó de su coche, lo dejó en marcha y con la puerta abierta, tomó del brazo a los invidentes, levantó la mano con autoridad para impedir completamente la circulación y los dejó a salvo y en destino. Regresó al auto, y al pasar, me miró con el desdén que merecía. Inmóvil, abatida, pasmada, esperé a recobrarme y seguí mi camino.
Quién sabe si la mujer ángel esté leyendo este blog. Quién sabe si mi deseo pueda convertirse en una irrealidad. Si me está leyendo, le digo, a usted, que me perdone, en mi nombre y en el de todos los que no atinaron a nada, como yo. Me perdone la insensatez, la miseria, me perdone la falta de lo que a usted le sobra.
Le dedico una receta dulce, a lo mejor ayuda a que me perdone más rápido…
Mini-Torta “ángel” de avena en grano y limón
Para la torta (molde de 11cm de diámetro, duplicar las cantidades para uno de 22cm)
1 taza de avena en grano *
½ taza de harina de arroz integral
2 cdtas. de polvo de hornear
una pizca de sal
1 huevo
3 cucharadas de azúcar mascabo
3 cucharadas de miel
3 cucharadas de aceite de oliva extra virgen
2 cucharadas de jugo de limón exprimido
cáscara rallada de ½ limón
Para la cubierta
½ clara
2 cucharadas de azúcar integral
1 cucharada de miel
1 cucharada de jugo de limón exprimido
Preparación:
Pasar la avena en grano por un molinillo de café o procesadora hasta lograr consistencia de polvo. Incorporar la harina de arroz integral, la pizca de sal y el polvo de hornear. Reservar.
Batir el huevo con el azúcar hasta disolver sus cristales. Agregar la miel, el aceite de oliva, el jugo de limón y la cáscara rallada y seguir mezclando.
Verter los ingredientes secos en dos etapas hasta unirlos en una preparación cremosa. Volcarla en un molde previamente pincelado con aceite de oliva y estacionado durante unos minutos en el freezer.
Cocinar 25 minutos en horno moderado o hasta que la superficie tome un color levemente dorado.
Retirar del horno, dejar enfriar y decorar con la cubierta. Para ello, batir la clara para romper el ligue y separar la mitad (que usaremos en otra preparación). Seguir batiendo hasta que forme picos firmes y agregar el azúcar, la miel, y el jugo de limón. Continuar hasta que tome un color brillante.
Los granos enteros son las semillas de avena que conservan las tres partes que los componen. Si la semilla ha sido procesada (molida, picada, triturada y/o cocida), el producto final deberá contener aproximadamente la misma composición de nutrimentos que se encuentran en la semilla del grano original.
COMPONENTES DE LOS GRANOS ENTEROS
Salvado: Es la capa externa del grano compuesta a su vez, por multicapas que recubren el resto de la semilla para protegerla de la luz solar, agua, y enfermedades propias de la planta. Del 50 al 80% de la composición del salvado es:
- Fibra dietética insoluble y soluble
- Vitaminas del complejo B
- Oligominerales como hierro, cobre, zinc y magnesio
Endospermo: Es la parte media del grano. Es la parte que le proporciona energía a la semilla para su ciclo de vida natural, por lo que es rica en almidón. Es la proporción más grande del centro de la semilla y representa aproximadamente el 85% de su peso. Contiene:
- Proteínas
- Carbohidratos complejos como almidón
Germen: Es la parte interna del grano y es un componente menor en el peso del grano . Aporta nutrimentos como:
- Antioxidantes y fitonutrientes
- Vitaminas del complejo B y Vitamina E
- Minerales
- Proteínas
- Grasas monoinsaturadas
Los Granos Enteros pueden ser consumidos enteros, triturados, partidos o molidos para convertirlos en harina o usados para hacer panes, cereales y otros alimentos procesados
RECUERDA: Los Granos Enteros conservan las tres partes del grano, por lo que aportan carbohidratos, fibra dietética, vitaminas del complejo B, antioxidantes, fitonutrientes (esteroles y estanoles) y minerales como hierro, magnesio, zinc y cobre.
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)
Patenta tu idea, de cocina y letras, sigo pensando que es genial!!!!!!!!! te felicito. Un abrazo, Lucía
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Gracias Lucía querida, gracias por el apoyo!!! Eres un «ángel»…
Beso y viva Chile!!
Marisa
Una historia simple, pero muy bien contada. Felicitaciones. La torta también se ve rica
Gracias Cristina!
Qué grato es saber que estás ahí. Te recuerdo siempre y con harto cariño!
Y sí, la torta es muy rica, te animo a prepararla…
Un abrazo grande para toda la familia!
Marisa