Letras | Cocina
Mi torta de cerezas y arándanos no reemplazará, seguramente, el tradicional pan dulce en su mesa. Tampoco en la mía. Pero si acaso su familia fuera grande y necesitara dos o tres de estos panes dulces para cubrir la glotonería de todos, la torta de cerezas y arándanos podría ser una opción-tentación a la hora en que comemos de manera mecánica sólo aquello que más se luce, le ha pasado? Después de que una avalancha de alimentos a esas alturas nos ha dejado exhaustos, elegimos del postre su color, su aspecto o su aroma; ya casi sin deseo, por supuesto sin hambre, y un tanto incómodos en nuestras sillas, con la gran inquietud íntima de aflojar o no el botón que nos compromete el bienestar de la cintura (podremos volverlo a su lugar antes de levantarnos de la mesa?).
En este punto, el postre, se convierte en vicio. Y como todo vicio, está rodeado de un espíritu atractivo al grado de no poder decir que no. Empezamos a picotear, a probar de aquí y de allá hasta que, al final, decidimos meter mano en la cintura y liberarnos de una vez. Ahora sí. Quiero un pedazo de esa torta que tiene una pinta bárbara! Prepárela, hágame caso, sé definitivamente que hay un tiempo y un espacio para todo y para todos. El de mi torta de cerezas y arándanos también se hará presente en la imaginación o, debiera decir, la avaricia de alguno de sus comensales. Mejor estar prevenidos.
Pocos evaluarán el contenido de gluten en el menú navideño. Tiene razón. Pero si usted es de aquellos que –ya sea por una ingesta significativa de gluten o por el mínimo contacto con él– desarrolla síntomas agudos o cualquier malestar inconveniente, entonces estará atento a lo que incluye su comida. Si usted, por otro lado, come lo que le da la gana, será la envidia de quienes se encuentren, en ese momento, lidiando con su digestión y apuesto a que será el primero en reparar en este postre, pues ostenta un porte exuberante capaz de derribar los mitos preexistentes acerca de la índole a veces poco amena de la comida sana.
La exuberancia de hoy se la debemos a Romy, mi amiga y familia, quien desprendió una cascada de frutas desde la superficie de la torta hasta casi el fin del mundo –si se lo hubiera permitido– con una naturalidad que había que ver; y es que acabo de contárselo y la mitad de la emoción la perdimos en el camino…
Gluten free, con harina de arroz integral, harina de mijo, fécula de mandioca. Rellena de merengue italiano a base de azúcar orgánico y frutas rojas de estación (cerezas y arándanos).
Sana?
Sanísima!
Y sí, vendrán después los turrones, la sidra y el champagne, los helados, algún chocolate, y una vez terminada esta lista larga de desmesuras nos iremos a dormir; el más dichoso, sin siquiera notarlo, logrará amanecer en plena Navidad del 25 sin recordar, tampoco, la superabundancia de la cena anterior. Los menos afortunados, en cambio, tomarán un té digestivo, mirarán un rato la televisión, pasearán caminando, ida y vuelta, desde la sala al dormitorio o rodeando el patio de la casa hasta que el cansancio, bendito sea, los venza y venga el sueño a limpiar cualquier peso que el estómago no haya conseguido digerir. Si usted es de estos últimos, y aún en la mañana del 25 se reprocha haber comido de ese modo, recordará, confío en ello, la ligereza de nuestra torta y la sensación de agradable liviandad que permanece después de comerla. Rica y no fastidia.
– Por qué no preparas, Matilde, la torta esa de frutas que comimos para Navidad en lo de tu madre? –le propondrá seguramente a su esposa para la noche de Año Nuevo;
o…
– Qué te parece si el 31 llevo a lo de tu madre, –le dirá usted a su esposo– la torta que trajo a casa esa señorita amiga de tu hermano para Nochebuena?
Y usted, me pregunto y le pregunto, se animará también a prepararla?
Torta navideña de cerezas y arándanos. Gluten Free!
Ingredientes: (8-10 porciones)
3 huevos
200 grs de azúcar orgánico
240 ml de aceite de oliva
240 grs de harina de arroz integral
90 grs de harina de mijo
120 grs de fécula de mandioca
3 cdtas de polvo de hornear
pizca de sal
cáscara rallada de 2 limones
1 taza de cerezas descarozadas
1 taza de arándanos
Preparación:
Forrar con papel manteca o untar con rocío vegetal un molde redondo de 18-20 cm de diámetro o un molde savarín alto de 18 cm de diámetro.
ACLARACIÓN:
En primer lugar utilicé un molde redondo, pero luego se me ocurrió un centro pleno de frutas para el decorado y entonces recorté un círculo central bastante grande para tener más capacidad de relleno.
SUGERENCIA:
Utilice un molde redondo si piensa decorarla con menor cantidad de fruta.
Utilice un molde savarín si prefiere la idea de cocinayletras
Mezclar en un bowl la harina integral, la harina de mijo, la fécula de mandioca, la sal y el polvo de hornear. Reservar.
***FÉCULA DE MANDIOCA: Se consigue en cualquier dietética.
***HARINA DE ARROZ INTEGRAL: Se consigue en dietéticas especializadas o se prepara en casa triturando en licuadora, procesadora o molinillo de café los granos de arroz integral.
***HARINA DE MIJO: se prepara en casa de igual manera que la harina de arroz integral. El mijo se compra en cualquier dietética.
OTRA SUGERENCIA: Cuando prepare estas harinas, doble la cantidad y reserve el resto en frasco herméticamente cerrado en la heladera. La próxima vez que las necesite se evitará este paso previo.
Batir los huevos con el azúcar hasta blanquear ligeramente la mezcla. Agregar en forma de hilo el aceite de oliva sin dejar de revolver hasta homogeneizar la preparación. Agregar la cáscara rallada de limón y mezclar.
Añadir en 2-3 veces los ingredientes secos, mezclando con una espátula hasta disolver cualquier posible grumo que pudiera formarse. Igualmente, es aconsejable cernir las harinas antes de usarlas (esto en todo tipo de preparaciones dulces, incluso con harina blanca. El resultado será el de una masa mucho más suave y esponjosa).
Verter en el molde y llevar a horno moderado durante 55-60 minutos o hasta que insertando un palillo lo retiremos seco.
Dejar enfriar. Mientras tanto dejamos listo el merengue para el relleno y la cobertura.
Para el merengue italiano:
2 claras
200 grs de azúcar orgánico
80 ml de agua
cáscara rallada de 1 limón
Preparación:
Verter en una cacerola pequeña 150 gramos del total del azúcar con el agua. Llevar a fuego moderado, sin remover. Colocar las claras en un bol completamente limpio, sin restos de grasa o de agua. Batir con batidora eléctrica hasta que estén semi montadas. Agregar en forma de lluvia el azúcar restante hasta que se integren al batido.
En tanto, el almíbar habrá comenzado a formar grandes burbujas. Cuando las burbujas sean más pequeñas y más acompasadas tome un poquito del almíbar con una cucharita y viértalo en una taza con. Si se forma una bolita, quiere decir que está a punto. Si se diluye en el fondo, aún le quedan unos minutos de cocción por delante.
Verter el almíbar a punto bolita (a 120º de temperatura) sobre las claras previamente batidas. En forma de hilo fino y sin dejar de batir. Una vez terminado de incorporar el almíbar a las claras, continuar batiendo hasta que la preparación se enfríe.
Agregar, por último, la ralladura de la cáscara del limón.
Armado de la torta:
Desmoldar y cortar en 3 capas.
La capa superior colocarla debajo, como primer piso. Untar con el merengue, acomodar cara arriba las cerezas descarozadas y cortadas por la mitad. Untar apenas un poco de merengue sobre las cerezas para que se pegue la segunda capa.
Colocar la segunda capa de torta. Rellenar con el merengue, los arándanos, otro poco de merengue y terminar con la última capa, que será la capa del fondo, la que mejor forma conserva luego del horneado.
Cubrir con el merengue y disponer las cerezas y los arándanos de la forma que más le guste.
Después me cuenta!!
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)