Pequeños cherrys

Pequeños cherrys

 Letras | Cocina

dsc07259Estirando el centímetro, alcanzo a medir 1,60 m. En eso no salí a mi madre, quien jamás usó tacos, y al mínimo batido de los peinados de una vez resultaba más alta que mi padre.
Desde que perdí peso me visto del tamaño de los niños, claro que la ropa alegre e infantil que antes me sentaba simpática, ahora que estoy unos años más crecida podría crear ciertas sospechas sobre la incipiente pérdida de mis facultades mentales. Sí, seré una vieja con ropa de niña, con la salvedad de mis pies, pues si continúa esta pugna de mis juanetes por sobresalir cada día un poco más, el calzado tendrá que adaptarse a esta condición degradante y, en consecuencia, también a la edad.

dsc06983Como pequeña, me gusta todo lo pequeño, y sufro de cierta compulsión por comprarlo. Claro que hay otras cosas, incontables, algunas básicas, que deberían ser siempre grandes, como las casas, las ambiciones, las cuentas de banco, las valijas, las cocinas, las ventanas… No muy fáciles de obtener, me compenso en su lugar pagando menos por aquello que suele caber en mi puño, o en los dos. Le explico: individuales de mesa, un plato de postre, un cuarto de higos turcos, una barra de chocolate, un libro, un ramo de fresias, un frasco de miel de limón, una crema de manos importada que traje ayer (casi fuera de mi presupuesto), una revista de cocina.

dsc07055Y a mí qué me importa? Dirá usted, muy oportunamente.
Abordemos, mejor, el tema de la gastronomía, que es el que nos convoca aquí y por el cual usted me sigue, y repasemos el dilecto universo de elementos –no obstante pequeños– aptos para aniquilar el hambre, la ansiedad o el vicio de comer y, además, con altas propiedades antidepresivas para quienes, como yo, no estamos a estas alturas en estado de combatir tristezas con ejercicios más interesantes.

dsc07003Los vegetales baby:
zanahorias, remolachas, puerros, papines, hinojos, berenjenas… De colores y sabor muy vivos. Si fueran medicamentos, deberían venderse como la alternativa forte de la versión original. Un inspirado capricho de la naturaleza.

dsc07007Los frutos secos:
tomemos el caso de la almendra. Un primer mordisco duro, que cruje y anticipa los que vendrán después para reducir su firmeza a una masa blanda, entre amarga y dulce, completamente elegante, indeciblemente sutil.
Un diente de ajo:
picante, persistente, impertinente como perro chico, impetuoso.
Los frutos rojos:
entretienen, adornan, enamoran.

 

dsc07024Aceitunas:
de carne y hueso. Tiernas, amables y versátiles. Me gustan todas: las verdes, las negras, las moradas, las negras “tipo” griegas, todas. Y las hago partícipes de diez de cada diez de mis preparaciones. No, no es verdad, exagero, no se me ha ocurrido todavía una receta de postre en donde incluirlas. Pero puedo pensarlo…

El higo, incitante y sensual, como la uva, la palta, el caqui, un langostino, una almeja, las vieras. Frutas y frutos de pulpa apacible, que se dejan comer con facilidad y nos contagian el sosiego y su mansedumbre.
Sea en el mar o en la tierra, la lista de estos pequeños deleites es tan copiosa que un solo blog no daría abasto para contenerla. Menos mal que nuestro mundo, pese a las injurias que le infligimos, no renuncia a su fecunda generosidad. No todavía…

Un tremendo lío para llegar al tomate cherry, mire usted si seré cuentera…
El cherry. Un pequeño rey. Colérico. Explota en la boca o en la cacerola y desparrama a propósito un reguero de jugo y semillas como representación o aviso de que con este chiquito no se juega. Rojo intenso. Acidez moderada. Amigo de la albahaca, el tomillo, el ajo, el aceite de oliva y las olivas. De la lechuga, la endivia, la palta, la pasta, el pollo, la pizza, el apio, la polenta, el mijo, el berro, la rúcula, el brócoli, y… amigo mío también! Y de usted? De quién no?

Cherrys con interior de tapenade y queso de cabra

Ingredientes:
(las cantidades no están indicadas, dependerá del número de personas que comerán este plato, ideal como aperitivo. Tenga en cuenta al hacer sus cálculos que estos cherrys crean necesidad…)

dsc07162Tomates cherrys c/n
Queso de cabra cortado en pequeños cubos c/n (o queso azul)
Tapenade de olivas (la misma que llevamos al picnic) c/n
Hojitas de albahaca c/n
Aceite de oliva c/n

dsc07168Preparación:
Cortar la tapa de los tomates cherrys y una mínima rodajita en su base para lograr que se apoyen. Ahuecar con un cuchillo bien filoso o una cucharita. Proceder con mucha delicadeza pues se rompen fácilmente.
Agujerear la tapa con un palillo o escarbadientes justo en el lugar en donde estaba su cabito original.

dsc07093Rellenar la mitad de los cherrys con la tapenade y la otra mitad con los cubitos del queso de cabra o del queso azul.

dsc07100dsc07109Forrar una asadera con papel aluminio embebido en rocío vegetal y estacionarlo en la heladera durante unos minutos. Colocar sobre el papel los tomates cherrys, las tapas a un costado y verter encima aceite de oliva.
Cocinar en la parte alta del horno, a fuego moderado, durante 5 a 10 minutos.
Saldrán arrugados y perderán la apariencia idílica que tenían crudos, pero ganarán en sabor y usted me lo agradecerá.
Introducir las hojitas de albahaca en el agujerito de la tapa, no tiene que hacerlo con todas, sólo hasta que la paciencia le alcance. Colocar las tapas sobre los tomates y servir.

dsc07248dsc07213Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Picnic de primavera…

Picnic de primavera…

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dsc06713Los árboles que veo a diario y conozco desafían los últimos fríos del invierno. Se les salen las yemas por las ramas apenas un sol tibio les anuncia lo inevitable: que la primavera del 21 de Septiembre que aún no se presenta, infaliblemente, lo hará.

dsc06968dsc06833Mi novela “Sin sabores de amor” así comenzaba:
Fue en primavera. Estúpidamente cierto es que las historias de amor, decía Elisa, casi siempre empiezan en primavera. Una estación muy ajetreada todos los años, brotando incansable las yemas de cuanto árbol se anda cruzando por su camino, soplando a medio mundo su aire tibio y dulzón de flores y sol convaleciente, casamentera legendaria, arreglando encuentros entre mujeres y hombres, inicios tal vez de algún resplandor futuro.
Matilde Donatti era un poco más feliz en primavera.

Y ocurrió tiempo después que… (en tiempo de primavera, sin duda)
Cómo podía Matilde escribir sobre esa piel que la cubrió como un vestido, como una quemadura, como un corazón con cuerpo que se detuvo en cada resquicio de los pies y hasta su vientre, elaboró con besos de agua dos caminos paralelos y un alto en la cintura. Allí besó las esquinas y el centro fecundo y subió besando y besando para alimentarse extasiado en el cáliz nutricio de su pecho. Cómo podía Matilde escribir sobre esa boca y esas manos furtivas que reclamaban para sí cada espacio de su carne con la suavidad de un niño, con la autoridad del viento, con tanto amor y astucia que tuvo miedo de morirse corazón con corazón.
– ¡No me olvides si me muero!, -le pidió Matilde.

dsc06848La primavera deja tibio el aura y nos provoca. Nos roza los brazos descubiertos, el cuello sin bufanda, los pies en sandalias, el alma ligera. Viene detrás y nos empuja a salir de la casa, a conversar al aire libre, a caminar. Se sabe que está emparentada con las buenas querencias, y también con algunas efímeras, que duran hasta el día siguiente o con un poco de fortuna, hasta el próximo frío. La primavera es revoltosa, y le importa un bledo.

Como usted, que como yo quizá ya no los tenga, anduve por los veinte festejando cualquier causa inimaginable, y con mayor razón y entusiasmo, las más obvias. El comienzo de la primavera era una de ellas, cada 21 de septiembre, con un picnic en la plaza, en el club, en un parque.

dsc06961Mi mamá conoció a mi papá en un picnic. Se repartieron con una amiga los dos candidatos que las escudriñaban midiendo a ojo la altura de ambos. Mi madre, siempre la más alta, tenía pocas opciones.

El picnic podría ser una de las tantas celebraciones que deberíamos encontrarle a la vida. En el post Il Tempo hablé sobre el tiempo y el afán de todos de estirar por encima del límite la cantidad que nos ha sido asignada. Y por qué? No le ganamos tiempo al tiempo para soportar una desdicha, lo queremos para el festejo, para el amor, para reír.

dsc06966Reconozco que, a menudo, la probabilidad de dar con las penas es bastante mayor al esfuerzo que demanda una sola de las alegrías posibles para ser advertida, hallada, puesta en la mesa para compartirla. Y le confieso, con cierto pudor de ingratitud, que debo concentrarme a diario y repasar en la memoria las formas felices de la vida para no caer en el dilema de rendirme o seguir intentándolo.
Si considero la fragilidad y a veces casualidad de la secuencia de mis años anteriores (aquellos acontecimientos que por falta o sobra de algún detalle podrían haberse encaminado hacia una dirección distinta), entonces siento la vida tan leve que me enojo al punto de perjudicar mi salud; y mi cuota de tiempo, en consecuencia, se acorta. Me ha pasado ya, y créame que una úlcera tardará una nada en manifestarse y numerosas horas de dolor para ser curada.

dsc06944Haga usted también el esfuerzo. Busque, que todos tenemos motivos para mandar al carajo los dilemas, los recelos, la cobardía. Y si decide encontrarlos, váyase de picnic, al lugar que sea, no alegue que no tiene dónde hacerlo. Por más cerrada que fuese su ciudad es improbable que no cuente con un espacio verde, aunque mínimo. Salga y tome conciencia del aire que toma. Se lo pido con la misma índole intimista que me asiste habitualmente para contarle mis vivencias. No crea usted que acudo al blog para dejar aquí enseñanzas o discursos escritos. No se confunda. Significaría para mí una pretensión inabordable que además no persigo. Acudo al blog para con él y a través de él mandar al carajo mis propios dilemas, para deshacer los recelos y subyugar la cobardía. Y para procurarme, consciente de ello, un tiempo un poco más feliz.

Váyase de picnic, festeje la primavera o haga lo que le venga en gana. Yo saldré ahora a tomar el sol templado de esta tarde que empezó gris y lluviosa, y después se iluminó, se puso coqueta, claramente para que la paseáramos.

La receta de hoy, en un frasquito de vidrio, llegará a su picnic en perfectas condiciones.
Esta tapenade de olivas negras e higos secos la preparé con olivas empeltre marca Primòlea. Gracias Mario Palchetti, por la calidad inmejorable de los productos que su empresa propone. Muchas gracias!

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Tapenade de olivas negras e higos secos
Tapenade: proviene de la palabra provenzal «tapéno», que significa «tápenas» o «alcaparras».

dsc06661Ingredientes:
250 grs de aceitunas negras tipo griegas
4 higos secos pequeños o 2 grandes
4 cucharadas de alcaparras
2 dientes de ajo asados
¼ taza de aceite de oliva extra virgen
jugo exprimido de un limón
cáscara rallada de un limón
cáscara rallada de una naranja
4 cucharadas de perejil picado
sal y pimienta c/n

dsc06688dsc06671dsc06677Descarozar las aceitunas y trabajarlas con minipimer, mortero o procesadora junto a las alcaparras, los higos y el aceite de oliva hasta formar una pasta densa.

dsc06694dsc06698Agregar el jugo de limón y la cáscara rallada de la naranja y el limón. Por último los ajos asados, el perejil, la sal y la pimienta.

dsc06706Procesar unos segundos más, controlar la sazón y reservar en frasco de vidrio en la heladera hasta el momento de utilizarlo. Se conserva durante varios días.

dsc06711Ideal como aperitivo, para untar en pan tostado, con verduras a la plancha, pescado, pasta, ensaladas, etc. Y para protagonizar, en nuestro caso, este picnic saludable, delicioso y sanador…

dsc06729dsc06715dsc06726dsc06734dsc06741Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)