Licor de té

Licor de té

Letras | Cocina

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Hoy: licor de té. Qué sofisticado, soltó mi amiga Laura cuando escuchó el título. Para nada, le dije segurísima de la sencillez de esta receta.

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Si usted ha estado antes por aquí, sabrá que durante un tiempo he vivido en el sur de Chile. Hermoso, verde, uniformado de colinas y entrecortado de lagos fríos que en días de luz de sol reflejan su cielo hinchado, un acantilado, un bosque de altura, la gloria entera del mundo. Frío, casi siempre frío, una lástima para alguien que lo sufre hasta en ocasiones con dolores tangibles…

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Quieres un traguito?, te convidan con su acento apurado para que entibies los pies y el pecho aunque sea momentáneamente. Enguindado, rompón, cola de mono, piscor sour, una mistela?, una vainita? La oferta es amplia como la imaginación y la generosidad de quien invita a traspasar su puerta. Dije que sí, cada vez, sin titubear, y adopté la costumbre. La importé para los días de frío, y también para los otros. Un licor más ligero para el verano, uno cremoso para el invierno y eternamente la opción casera de agasajar y agasajarnos con una copita sutil e ingeniosa.

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De fácil preparación, este exquisito licor de té necesita dos ingredientes básicos cuya excelente calidad garantizará la perfecta armonía entre su aroma y sabor finales. De manera que el único esfuerzo que requerirá de usted esta receta es el de un rato mínimo para ir de compras: consiga, por favor, un buen aguardiente y el té negro más selecto.

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Lo demás será un simple proceso de macerar y colar, y elaborar un almíbar común, pero tan tan tan común, que siento pudor en escribir más abajo la receta con los ingredientes como si fuera un hallazgo propio.

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Ligero y delicado, distinto, noble como el té.
Pruebe este licor, y si adopta usted también la costumbre, aceptaré feliz la deuda por habérsela heredado.
Hasta la próxima!

Licor de té

Ingredientes: (para 750 ml de producto terminado)
350 ml de aguardiente
50 grs. de té en hebras (de buena calidad)
350 grs. de azúcar orgánico
650 ml de agua mineral

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Preparación:
Colocar las hebras de té en una botella limpia y verter sobre ellas el aguardiente (o alcohol apto para consumir) hasta taparlas. Dejar macerar por 5-6 días.

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Al cabo de este tiempo colar y reservar el líquido.

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Preparar un almíbar con el agua y el azúcar orgánico: llevar a hervor y bajar el fuego. Seguir cocinando durante veinte minutos, hasta que espese levemente y reduzca una quinta parte del total del almíbar. Retirar del fuego y dejar enfriar.

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Mezclar el almíbar con el aguardiente de té. Llevar a la heladera y servir bien frío. Se conserva varios meses si se lo deja en la heladera tapado herméticamente. En casa no pude corroborarlo, y fue un placer terminarlo antes de tiempo…

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Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Chile: notas de viaje

Chile: notas de viaje

Letras

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Recién llegada de un corto viaje a Chile, comparto con quienes fielmente me acompañan en este espacio, algunos apuntes y fotografías.

Usted entenderá y podrá disculpar la falta de tiempo para acercarle mi receta. De todos modos, le sugiero una segunda lectura a aquella del Pisco Sour en almíbar de azafrán y tomillo y también a aquella otra del Pebre y chancho en piedra, para que la ocasión nos pille preparados. El verbo pillar es muy chileno, se utiliza en reemplazo de sorprender, hallar, o encontrar a alguien en determinada situación. Y también es muy simpático, suena a picardía, o mejor dicho, a pillería.

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Dos recetas chilenas para ponernos a tono con las fiestas patrias de este país, una de las celebraciones más populares que tienen lugar cada año el 18 y el 19 de septiembre, con el renacimiento de las tradiciones típicas de la identidad nacional y de su folclore. Vale la pena vivir un “dieciocho” en Chile, créame!

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Cerezos en flor, sector rural, Puerto Varas.

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Boda en el campo, Puerto Varas.

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Volcán Calbuco y volcán Osorno, dos colosos.

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Valparaíso, ciudad de cerros: puerto y caleta de pescadores, calles en escalera, casas históricas.

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Fiesta de mariscos en restaurante Oda al Pacífico, de Valparaíso.

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Caleta de pescadores, en Quintay, región de Valparaíso.

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Playa serena en Maitencillo, región de Valparaíso. Y los padres… dónde fueron?

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Papudo, región de Valparaíso, caleta de pescadores y playa.

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Dulcería en Santiago de Chile y café con Lucía, nuestra amiga y anfitriona. Gracias por todo Lu!!

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Atardecer en Viña del Mar.

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Espero que lo haya disfrutado. Hasta la próxima!

Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Kuchen al revés de ciruelas. Homenaje a don Fredy Raddatz Schwabe

Kuchen al revés de ciruelas. Homenaje a don Fredy Raddatz Schwabe

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KUCHEN AL REVES

Para alejar el espanto dicen que hay que situarse en el camino de la belleza, situarse uno mismo allí, alojar nuestro temple y que ella se encargue de quitarle el lodo. El espanto embarra y descuida. La belleza nutre, atrae la fe, nos da amparo.

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En medio del frío habitual, con una llovizna incesante que perfila paisajes siempre verdes y espíritus resignados, llegué a Puerto Varas. Don Fredy se nos había ido hacía sólo pocas horas, y esperaba su despedida. Rodeado de flores bien arregladas y llantos disparejos todos, confiaba en que quienes lo quisimos pudiésemos llegar a tiempo.

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Desvencijada por el espanto de la muerte, eché a llorar. El silencio infinito del fin recorre un camino difícil de emparentar con la belleza. La orfandad que nos dejan los muertos es infinita. No hay como ajustarla o moderarla. Hay que asirse, sabiamente, al hilo de algún recuerdo que nos calme –sino la angustia– el agobio de llevarla consigo: bocas y ojos se hunden, el gesto se contrae, la actitud se desmorona. Sin embargo, no nada más del cielo cae la llovizna que nos abruma, ahora baja también don Fredy, está sentado en su cabecera, de costado mirando el patio, atento a la conversación que fluye sobre la mesa servida. A un punto gira y, de frente, repite esa mueca entrañable que le apretaba un poquito los labios y le abría una media sonrisa justo al lado de los ojos. Ríe a medias, pues dar el brazo a torcer hubiera sido inaudito, un signo débil, ajeno a su dura estirpe. Pero alcanza… Me dejo guiar. Prendida a esa risa cómplice hallo un atisbo de belleza y se lo dedico para darle homenaje.

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Lo llevamos hasta La Poza. Subidos a un bote sencillo recorrimos la laguna en silencio, aplastados por la belleza impasible de la vegetación que nos rodeaba. Acantilados mudos, milenarios, devolviendo la luz del sol hasta el agua en donde mi querida Eli, su tenaz compañera de vida, lo esperaba para darle asilo. Se nos fue su polvo entre las flores hechas pétalos, y volvimos a llorar.

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Cada quien a sus ocupaciones, cada quien a su rutina de antes de soltar sus cenizas al agua. Cada quien con el afán embrollado de situarse a sí mismo, de algún modo, en el camino de la belleza. Y cada quien agradecido por algún recuerdo fugaz que nos aleje el espanto, que nos reviva la fe, que nos endulce…

Para mí su risa cohibida…

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Kuchen al revés de ciruelas. Homenaje a don Fredy Raddatz Schwabe

Gran visitador de su cocina, Don Fredy preparaba platos que podrían haber alimentado a 30 personas por comida, aunque difícilmente, su propia mesa, superara los 2 ó 3 comensales. Todo en abundancia. También su kuchen al revés: un clásico de la pastelería alemana que adaptamos a cocinayletras y que dejamos aquí como homenaje.
Lo extrañaremos don Fredy…

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PD: si desea leer algo más acerca del kuchen al revés de ciruelas puede releer esta entrada: Tarta de ciruelas, coco y cedrón. In season!

Ingredientes: (para un molde redondo de 20 cm de diámetro)
Para la masa:
120 grs. de azúcar orgánico
80 ml de aceite de oliva
3 huevos
120 grs. de harina de arroz dulce (mochiko)
90 grs. de almidón de maíz
90 grs. de fécula de mandioca
pizca de sal
3 cdtas. de polvo de hornear

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Para la base de ciruelas:
750 grs. de ciruelas
120 grs. de azúcar orgánico

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Preparación:
Precalentar el horno a temperatura moderada. Untar el molde con rocío vegetal o aceite de oliva y llevar a heladera o freezer hasta el momento de utilizar.

Cortar las ciruelas en finas láminas y disponerlas en un bowl con el azúcar. Dejar macerar durante 30-40 minutos.

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Mientras tanto preparamos la masa. Mezclar los ingredientes secos: la harina de arroz dulce, la fécula de mandioca, el almidón de maíz, el polvo de hornear y la pizca de sal. Reservar.

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En recipiente aparte batir el aceite de oliva con el azúcar orgánico, agregar el huevo y seguir batiendo hasta lograr una crema suave. Agregar en dos tandas los ingredientes secos revolviendo bien hasta integrar toda la preparación.

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Volcar las ciruelas en la base del molde y sobre ellas la masa, esparciéndola bien hasta cubrir las frutas.

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Llevar a horno moderado durante 45-50 minutos, hasta que la masa se vea ligeramente dorada.

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Retirar, dejar enfriar –si puede aguantarse de esperar– y servir.

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Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Desde Chile: pebre y chancho en piedra

Desde Chile: pebre y chancho en piedra

Letras | Cocina

img_3937El padre de una amiga cumplió años en julio. Ochenta. Y fuimos a Chile, a su casa de Puerto Varas, en el campo junto al lago Llanquihue, a acompañarlo. El sol, aquel día, embestía la casa y agujereaba ventanas y rendijas para meterse sin preguntar. Lo recibimos como un premio bien ganado, luego de una sucesión inclemente de días grises, con harta lluvia, que cubrieron el horizonte de la región y ocultaron a la vista de todos la silueta protectora de los volcanes.

img_3965Ochenta es un número complejo de años para llevar encima. Lejos de cualquier espejo o dolor físico, quienes los han cumplido dicen no ser conscientes del paso del tiempo. –Me parece que fue ayer que…–les oímos introducir con frecuencia alguno de sus relatos. Narran los recuerdos que la memoria ha ido clasificando, numerando, concentrando y también, claro, fabricando. “La memoria cree antes que el conocimiento recuerde”, acaba de citar de Faulkner la escritora Frances Mayes en la primera página de Under Magnolia, un libro de memorias, recordadas y escritas quizá a la manera de Faulkner, manipulando los acontecimientos para conveniencia y beneficio propios, para que no duela lo que dolió en otro tiempo, para doblar la alegría de lo que fue confortante.

img_3948En eso anduvimos por Chile. Entre recuerdos. Aunque alejada de mis ochenta, me parece que fue ayer que emprendimos Saníssimo en la ciudad de Temuco, en un local de alquiler y con una camioneta equipada con enormes bandejas de plástico en el chasis para acarrear materias primas y productos terminados: verduras procesadas y envasadas al vacío en bolsitas individuales, listas para condimentar y servir en el plato. Ensaladas de repollo y zanahoria picados adornadas con perejil, papas lavadas y envueltas en redecillas de a kilo, entre otras, y las dos recetas que nos convocan hoy, presentadas en envases descartables: chancho en piedra y pebre. Distribuimos en los supermercados más grandes de la ciudad, hasta que el tamaño inicial y lógicamente pequeño de nuestra empresa no toleró la política de comercialización de estos gigantes con sus regateos de precio y pagos dilatados. Recuerdo los amigos de la feria, de los campos vecinos que nos proveían las papas y repollos, la tristeza de los clientes habituales cuando anunciamos el cierre. Sin embargo, y a mis ochenta tal vez lo olvide, la actividad exigía forzosamente casi veinte horas de trabajo diarias, un esfuerzo físico monumental y el estrés inusitado del pago tardío de parte de las grandes firmas. Esto que dolió, hoy no duele, la memoria se encargó luego de mitigar molestias y ponderar dignidades. Bendita memoria…

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Vamos a nuestras recetas.
El chancho en piedra es una de las preparaciones gastronómicas más típicas del Valle del Maule, en la zona central de Chile. Su nombre es una declinación del «Chanco en Piedra» que deriva del verbo chancar, del quechua ch’amqay, y significa machacar, moler. Se utiliza para describir la acción de chancar o moler los ingredientes en una piedra ahuecada utilizando un mazo de piedra, en definitiva, un mortero. Se acompaña con pan amasado, pero también con carne asada, humitas, sopaipillas (una especie de tortas fritas) o lo que tenga a mano para cucharear. Lo mismo para el pebre –del latín piper, que significa pimienta–, plato chileno por excelencia, que se sirve en la mayoría de las mesas y restaurantes de todo del país. El ingrediente picante, en el caso de esta última salsa, es el ají verde, y en Chile (a diferencia del nuestro) sí que pica!

img_3982Para distraer la ansiedad de la llegada del plato fuerte, aquí las recetas de estas salsas o pastas jugosas que en el país vecino se preparan de cientos de formas distintas, dependiendo del gusto de quien las hace y de los ingredientes disponibles. Dos espléndidas opciones de aperitivos saludables.

img_3973Pebre al limón de verdeos y ají

Ingredientes:
2 cebollitas de verdeo medianas
4 cdas. colmadas de perejil picado fino
1 ají verde mediano
cáscara rallada de ½ limón
jugo exprimido de ½ limón
1 cdta. de vinagre de manzana
aceite de oliva c/n
sal c/n a gusto

img_3773img_3789Preparación:
Partir el ají a lo largo, eliminar sus semillas y nervaduras y picarlo finamente. Picar también las cebollitas de verdeo con una corta porción de su parte verde.

img_3865img_3872img_3912Incorporar al ají y las cebollitas el perejil picado, la ralladura y jugo de limón, el vinagre, la sal y mezclar bien.

img_3881img_3884img_3890Agregar de a poco el aceite de oliva hasta lograr la consistencia de una salsa líquida. Probar y rectificar sal o jugo de limón si fuera necesario.

img_3904Chancho en piedra clásico

Ingredientes:
3 tomates grandes
2 dientes de ajo pequeños
1 ají verde grande
sal c/n a gusto
aceite de oliva c/n

img_3760img_3770img_3821Preparación:
Pelar los tomates (puede ayudarse sumergiéndolos un minuto en agua hirviendo con un corte superficial en cruz en sus bases).

img_3917Pelar los dientes de ajo, cortar el ají a lo largo y eliminar semillas y nervaduras. Picar la mitad del ají y machacar en mortero junto con los ajos y una pizca de sal hasta formar una pasta.

img_3836img_3850img_3921Picar un tomate, molerlo en mortero o procesarlo con semillas y su jugo. Quitar las semillas de los dos restantes y cortarlos en trozos bien pequeños. Esta última parte prefiero hacerla con cuchillo para evitar que los tomates se muelan.

img_3924img_3928Picar la otra mitad del ají. Mezclar todos los ingredientes, condimentar con sal a gusto y agregar de a poco el aceite de oliva hasta obtener, como en el caso anterior, la consistencia de una salsa líquida.

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Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Budín de Navidad y Rompón

Budín de Navidad y Rompón

Letras | Cocina

dsc08568Mi madre prepara el pan dulce todos los años, y no sólo para estas fiestas, lo hace cualquier otro día, aunque no haya para festejar más que las ganas de meterse en la cocina a esperar el trabajo lento de la levadura y después, claro, la embriaguez final de comerlo como postre, merienda o antídoto infalible para las tristezas.

dsc08571De siempre homenajeo a mi madre, pero desde que mi querida Eli, la madre de mi mejor amiga, se nos ha ido hace poco quién sabe a qué mejor mundo, me apura el miedo de perder la mía, me anda pisando los talones y arrancándome alguna lágrima por la que se fue y por la que aún nos queda, quiera Dios que el tiempo que ella elija seguir acompañándonos.

dsc08564Mi madre prepara el pan dulce con levadura fresca, frutas abrillantadas, esencias y todo lo necesario. El pan dulce con forma de panettone. En cambio, hoy, elegí una variante, igualmente rica, húmeda y fácil de servir pues su altura, como es el caso del panettone, no implicará un posible derrumbe del pan dulce o de partes de la porción cuando tome contacto con el cuchillo, o tampoco la pérdida de algunas de sus frutas que, a menos que la confianza sea mucha con aquel que se siente al lado, no sabremos si recogerlas o si dejarlas ahí, y en todo caso, ahogaremos infelizmente el antojo de presionarlas con los dedos y llevarlas a la boca en un bocado que para mí representa el motivo principal por el cual me acerco al pan dulce. Un bocado malogrado. Una pena evitable.

dsc08597El pan dulce de mi mamá lo comeré en su casa. Hoy, como dijimos, compartiré con usted la receta de este budín y si me permite, dos o tres nostalgias que me vienen cerrando el buen ánimo y el aliento si no les pongo un poco de orden.

Mi querida Elisa, para Navidad, preparaba el rompón, una bebida alcohólica típica chilena que lleva como ingredientes leche, huevos y agua ardiente, característica de la Región de los Lagos, al sur de Chile, donde habitaba. Y además, con “don Fredy”, así llamo yo a su marido, quien anda con ganas de unírsele como si acá no le sobrara el cariño, (tendré que arreglar cuentas con él algún día…) cocinaban las galletas navideñas con cardamomo, canela y clavos de olor. Puedo abrir aquel frasco de galletas con los ojos cerrados y aspirar el disparo punzante del perfume de las especias. Elisa cocinaba poco, pero lo hacía con gran organización, siguiendo un método y sin amilanarse hasta salir airosa y con resultado elogiable, como enfrentó y llevó a buen fin cada encargo (hasta el último de despedirse) que le entregó la vida o que buscó sola porque no podía estarse quieta.

dsc08579Homenajeamos, si le parece, a las madres, a las que no están y a las que siguen leudando panes dulces o caminando algún vericueto de los tantos que prefieren andar para que los hijos encuentren luego un destino más bondadoso.

Feliz Navidad! Para usted y su familia, para su madre, presente o no, feliz Navidad para todos!

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Budín de Navidad

Ingredientes:
150 ml de aceite de oliva extra virgen
200 grs de azúcar orgánico
50 grs de miel
3 huevos
Ralladura de un limón y una naranja
1 cdta. de extracto de vainilla
200 grs de harina integral
150 grs de harina de arroz integral
2 cdtas. de polvo de hornear
1 pizca de sal
2 cdas. de Cognac o de algún licor que tenga en casa
100 grs de fruta abrillantada picada
100 grs de nueces picadas groseramente
100 grs de almendras picadas groseramente
100 grs de pasas de uva

dsc08506Preparación:
Batir enérgicamente el aceite de oliva con el azúcar orgánico y la miel. Agregar los huevos enteros de a uno por vez, perfumar con las ralladuras del limón y la naranja y el extracto de vainilla. Mezclar las harinas con el polvo de hornear y la sal y añadir intercalando con el coñac. Si hiciera falta agregar un poco de leche.

Unir todas las frutas con una cucharada de harina integral para que durante la cocción permanezcan distribuidas uniformemente en la masa. Incorporar a la mezcla anterior las frutas revolviendo con movimientos suaves. Verter en un molde de budín inglés previamente embebido en aceite de oliva y estacionado unos minutos en el freezer.

dsc08514dsc08516Cocinar durante 50 a 60 minutos a fuego moderado o hasta que al insertar un palillo en su interior lo retiremos limpio.

Dejar enfriar por 5 a 10 minutos y desmoldar. Decorarlo con una reducción de mermelada de frutos rojos. Para ello diluir 2 cucharadas de mermelada con 2 de agua y 1 de miel a fuego lento. Perfumar la reducción con unas gotas de jugo de limón y esparcir sobre el budín. Decorar con las frutas de su preferencia.

dsc08552dsc08583Rompón de Eli

Ingredientes:
1 litro de leche
2 yemas de huevo
2 cdtas. de extracto de vainilla o las semillas de una vaina
1 palito de canela en rama
100 grs de azúcar orgánico
aguardiente: la cantidad que desee

dsc08530Preparación:

Hervir la leche con la vainilla, el azúcar y la canela. Cuando alcanza punto de ebullición retirarla del fuego.
Batir las yemas y agregarlas a la leche, cuidando de que no se corten. Para ello vertemos un poco de la leche sobre las yemas, revolvemos bien y luego las añadimos al resto de la leche.

dsc08544Volver la mezcla al fuego y batir hasta que comience a espesar. Dejar enfriar y por último agregar el aguardiente.
Envasar en una botella de vidrio y reservar en la heladera hasta el momento de servir. Debe estar bien frío.

dsc085581Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)