Letras | Cocina
Carmen llegó con regalos. Como siempre. Esta vez volvía de Salta.
Carmen colabora en nuestra agencia y lo hace de manera intachable, acompañando a los pasajeros en sus visitas a Buenos Aires para que conozcan la ciudad, la entiendan en inglés y vivan un día distinto. Le estamos agradecidas. Y mucho!
Cada vez que nos encontramos en la oficina o en la mesa de un café nos deja la sonrisa puesta al irse y las manos llenas de paquetes. Basta de regalos, Carmen! Basta!
La receta del risotto de quinoa surgió de un camino de mesa artesanal, muy colorido, que Carmen trajo en una de sus bolsas. Nos habló de Salta, de su mercado, de sus callecitas, su gente y de los panoramas magníficos que se apiñan en las ventanillas del auto cuando se recorre la provincia, uno tras otro, valles, quebradas, cuestas, caminos zigzagueantes, colores distintos en sus montañas, en sus planicies, en sus cultivos, en sus habitantes. La variedad es su emblema. Y la calidez.
Deberé hablarle de Salta en una próxima oportunidad, pues no quiero quitarle tiempo ni espacio a la quinoa y no quiero apurar un relato pobre de este norte argentino casi mágico que no se lo merece.
La quinoa, el «grano de oro de los Andes» ya cultivado por los incas (algunas investigaciones demuestran que el uso de este alimento por los andinos comenzó alrededor del año 5.000 antes de Cristo) y que hoy gana mercados por su alto valor nutricional, cobra protagonismo este 2013 para combatir el hambre mundial al lanzarse en la ONU el Año Internacional de la Quinoa. Y Salta se destaca como la principal provincia productora de quinoa en la Argentina.
La quinoa es el único alimento vegetal que posee todos los aminoácidos esenciales; su contenido proteico supera a granos como el trigo, arroz, maíz y avena; y es rica en minerales como el fósforo, potasio, magnesio y calcio.
La versatilidad para su producción, adaptable fácilmente a cualquier terreno, llevó a la FAO a considerar a la quinoa un alimento estratégico en la lucha contra el hambre, en momentos en que el planeta sufre los efectos del calentamiento global y la tala de bosques.
La quinoa está de moda. Quizá todavía no sea tan corriente verla en los supermercados, pero sí en tiendas especializadas, como las dietéticas.
La versatilidad culinaria de la quinoa es infinita. Su principal inconveniente es que mucha gente no sabe cómo cocinarla. Como cualquier otro cereal, sencillamente hay que cocerla como un arroz o una pasta, y combinarla con cualquier otro alimento. Tanto en frío y en caliente.
Si usted es aún de los que se resiste a comprar quinoa porque no sabe cómo utilizarla, lo invito a probar mi risotto de quinoa con pesto. Aquí la receta. Y otro gracias enorme a nuestra querida Carmencita, profesora de matemática, guía de turismo, amiga y gran soporte.
Del pesto hablaremos en otra ocasión. Le conté que conocí en Italia a Roberto Panizza, el King of Pesto como lo llaman allá? Entonces lo dejamos para después. También él merece su rato largo.
Risotto de quinoa con pesto
Para dos personas
Ingredientes:
Para el risotto de quinoa:
2 tazas de semillas de quinoa
2 dientes de ajo machacados
3 echalotes
½ taza de aceite de oliva
Agua o caldo de verduras c/n (la relación es 2 de agua por 1 de quinoa)
Sal marina c/n
Para el pesto:
1 ramillete grande de albahaca fresca o 2 pequeños
½ ramillete de perejil
50 grs de nueces
2 dientes de ajo asados*
2 cucharadas de jugo de limón exprimido
1 cucharadita de ralladura de cáscara de limón
1 cucharada de queso rallado
sal marina c/n
½ taza de aceite de oliva
Preparación:
Sumergir la quinoa en abundante agua tibia durante 45 minutos. Descartar el agua. Lavarla con agua limpia en un colador de rejilla fina.
Calentar una cacerola a fuego fuerte con 3 cucharadas del aceite de oliva. Apenas tome temperatura incorporar los ajos machacados y las echalotes finamente picadas, cocinar por unos minutos evitando que se doren, si es necesario, bajar la llama a mínimo.
Retirar los ajos, agregar la quinoa y saltearla por uno o dos minutos.
Luego, gradualmente, verter de a poco el agua o el caldo de verduras caliente, revolviendo cada vez, para lograr una consistencia cremosa. Cuando el grano esté tierno y el agua se haya evaporado, montar la quinoa con el resto del aceite de oliva, mezclando con firmeza hasta homogeneizar la preparación.
Condimentar a gusto con sal marina y servir con el pesto.
Para el pesto:
Quitar los cabitos de la albahaca y el perejil y reservar las hojas. Combinar en un mixer o procesador la albahaca, el perejil, los ajos asados, el jugo y ralladura de limón y la mitad de las nueces. Triturar hasta lograr una pasta rústica. Agregar el aceite de oliva en forma de hilo y seguir trabajando hasta formar una crema.
Sazonar a gusto con sal marina y finalmente mezclar el queso rallado y las nueces restantes previamente picadas con el pesto.
Ajos asados
Cuando enciendo el horno trato de aprovecharlo al máximo. El sabor del ajo crudo (y sus consecuencias) no siempre goza de una buena reputación. A mí me gusta llevar a horno fuerte media cabeza de ajo partida al medio (sin pelar) o en su defecto 3 o 4 dientes envueltos en un paquetito de papel aluminio, y los dejo cocinar durante 15 a 20 minutos. Luego los conservo en lugar oscuro y fresco y durante los próximos días tendré ajo suave y dulce para utilizar donde sea necesario. Con solo apretar uno de los extremos del diente de ajo se obtiene fácilmente su pasta.
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)