Letras | Cocina
Del color de vida idílica a su carne tierna y bondadosa el salmón podría considerarse un plato de gusto universal. Sin embargo, su olor apenas pungente, personalísimo y perdurable en las manos de quienes lo trabajan y en los tiestos que lo cocinan, impregna el aire de casi toda la casa y antes de eso, infunde a su sabor un matiz algo intenso y quizá muy perceptible para quienes aún no lo conocen o no han tenido la suficiente paciencia para entenderlo.
El salmón, a mi juicio, es casi heroico en su comportamiento, específicamente el salmón del Pacífico, y en todos los casos, completamente memorable. Su ciclo biológico se inicia en la cabecera de los ríos, donde, tras la eclosión, los alevines crecen y permanecen uno o dos años allí. Después emigran al mar y, al cabo de unos tres años, alcanzan la madurez sexual y regresan entonces al mismo río donde nacieron, remontando las aguas hasta las zonas de puesta, para desovar. Se desconoce cómo hacen para recordar y orientarse.
Así, el salmón del Atlántico regresa año tras año a su lugar de reproducción, pero el salmón del norte del océano Pacífico sólo desova una vez en su vida y muere tras depositar y fecundar los huevos.
Tengo una amiga que cree que el ser humano puede evolucionar y moldearse un espíritu más grande y más digno a través del sacrificio, y tengo un amigo que asegura será más alegre este crecimiento a través del amor. Ante la duda, el salmón prueba de ambas maneras. Dígame usted si no es heroico este animal… Qué tal si tuviera espíritu?
A mí sigue sin gustarme, podrá decirme, y le encuentro toda la razón. O no puedo pagarlo, y lo entiendo también (me ha pasado tantas veces como la economía de casa –en esas veces– ha vacilado para menos). Como sea, este pez que se ofrece y concluye su vida al reproducirse, que nos brinda su pulpa sin espinas, abundante y rosa como el destino que anhelamos muchos, merece si no su interés por animarse a ponerlo en su plato, su respeto.
Y si es de los apasionados a este pescado como yo, le dejo mi versión de este salmón marinado con salsa de soja y miel, papas al romero y echalotes caramelizadas con hongos. Cuál es su versión preferida? Quiere compartir su receta?
PD: gracias Miguel Ángel y Chiche por éste y los demás pescados siempre frescos y fileteados a mi antojo del día (y sin chistar), y gracias a Vicente y a su esposa por elegir con especial cuidado cada verdura y cada fruta que llega a este blog. A todos ellos, gracias también por las charlas!
Salmón “en rose”
Ingredientes: (para 2 personas)
2 filetes de salmón sin piel de 250 grs cada uno
250 grs de hongos portobello
400 grs de papa
12 echalotes
2 cucharadas de azúcar orgánico
cebollita de verdeo picada fina c/n
250 ml de salsa de soja
1 cucharada colmada de miel
3 cucharadas de jugo de limón exprimido
agua caliente c/n
aceite de oliva c/n
pimienta c/n
sal marina c/n
romero seco c/n
Preparación:
Elaborar la marinada en un plato hondo con la salsa de soja, la miel, el jugo de limón y la pimienta y dejar reposar el salmón durante una hora o el tiempo que tenga disponible.
Pelar los echalotes y saltearlos con un poco de aceite de oliva. Agregar el azúcar y cocinar hasta que doren. Incorporar un poco del agua caliente y terminar de cocinar a fuego bajo hasta que el agua reduzca y se vuelva densa y los echalotes estén tiernos. Salar al final de la cocción.
Lavar las papas y cortarlas en cuñas (cuartos) y disponerlas en una asadera con aceite de oliva y condimentadas con sal, pimienta y romero. Cocinar en horno fuerte, dependiendo siempre del tamaño de la papa, unos 10 minutos por lado (las cuñas tienen 3 lados, así nos aseguramos de que todos sus lados estén dorados), agregando un poco más de aceite durante la cocción si fuera necesario.
Raspar con un paño los hongos para limpiarlos. Cortarlos en cuarto y cocinarlos a fuego fuerte en una sartén con un poco de aceite de oliva. Cuando estén dorados y tiernos retirar del fuego y condimentar con sal.
Disponer los filetes de salmón en una sartén con un poco de aceite de oliva y cocinar a fuego moderado 5 a 8 minutos por lado, bañándolos frecuentemente con la mezcla de la marinada.
Picar finamente la cebollita de verdeo.
Armar el plato con el salmón, las papas, los echalotes y los hongos. Espolvorear por encima la cebollita de verdeo picada y servir acompañado de una ensalada de berro o cualquier verde de estación.
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)