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Sí, lo sé, nos ocupamos poco del desayuno en este blog. Lo hablamos hace tiempo, cuando compartimos la receta de nuestra Avena a la naranja, con frutos secos y arándanos. Sin embargo, hemos preparado panes, budines, muffins, etc. que bien podrían servirse a la hora del desayuno.
Hoy presentamos un ingrediente nuevo, al menos en este espacio, pues su cultivo fue ampliamente difuso en la antigüedad por todo China y posteriormente introducido en Rusia y Europa a través de las incursiones de tártaros y turcos a finales de la Edad Media. Se trata del trigo sarraceno que, contrariamente a lo que su nombre indica, no es un cereal sino un pseudocereal, una planta herbácea cuyo fruto es un aquenio –tipo de fruto seco– de forma triangular, característica que lo hace inconfundible, muy fácil de reconocer.
Contiene carbohidratos en una proporción del 70 % en forma de almidones, razón por la cual su harina se utiliza a menudo como espesante o para la elaboración de pastas resistentes, como los tradicionales fideos japoneses “soba”. Es una fuente de proteínas excelente, de alto valor biológico, de fibras, vitaminas, magnesio, Omega-3 y Omega-6 y no contiene gluten.
Se puede consumir crudo (previo remojo para ablandarlo) o cocinado como cualquier cereal. En este caso lo prepararemos crudo, aprovechando plenamente sus beneficios e incorporándolo a la hora del desayuno, cuando nuestro cuerpo necesita consumir las propiedades de un buen alimento para fortalecerse y afrontar el resto del día. El proceso de remojo ayuda a la digestión (ocurre lo mismo con cualquier cereal o fruto seco), pues durante el remojo se descomponen los almidones y los taninos que pueden irritar el estómago, permitiendo así que nuestro cuerpo absorba más minerales y nutrientes.
Para crear un medio más ácido lo remojaremos en agua templada con el agregado de una o dos cucharadas de jugo de limón o vinagre de arroz, durante mínimo 8 horas. Y si no me acuerdo –me preguntará usted– de dejarlo en remojo la noche anterior? Entonces, esa mañana, comerá su tostada habitual y postergará este privilegio para el día siguiente. Le estoy facilitando la cocción, se la estoy ahorrando, no me pida más, que la comida sana no ha sido ni será nunca fast food, tampoco sus cualidades, bendita sea!
La nuez pecan, de sabor agradable, equilibrará divinamente el sabor más pronunciado del trigo, el dátil inyectará dulzura, el polen de abeja aportará sus propiedades reconstituyentes, la fruta su frescura; los extras para enriquecer la superficie dependerán de su imaginación…
Desayuno RAW: trigo sarraceno y nuez pecan. Gluten free!
El trigo sarraceno lo compré en bolsas de ½ kg. en uno de los mercados del barrio chino de la ciudad de Buenos Aires, también puede comprarse en algunas dietéticas especializadas. Si usted vive en otra ciudad o de pronto país, le ruego nos deje un comentario aquí abajo diciéndonos dónde es posible conseguirlo en el lugar donde habita, empiece preguntando en las dietéticas y luego en los mercados locales.
Ingredientes: (para 2 personas)
100 grs de trigo sarraceno
60 grs de nueces pecan
6 dátiles pequeños o 3 grandes
50 ml de agua o leche vegetal
miel o estevia c/n a gusto
polen de abeja c/n
fruta fresca c/n a gusto
Preparación:
Disponer el trigo sarraceno y las nueces pecan en un recipiente cada uno. Cubrir con agua y dejar en remojo durante toda la noche.
A la mañana siguiente colar y enjuagar bien.
Procesar el trigo sarraceno con las nueces y los dátiles, agregando el agua en la medida en que sea necesario. Probar y rectificar el sabor, si le gusta más dulce agregue una cucharadita de Stevia o dos cucharaditas de miel.
Servir con polen de abeja, trozos de fruta fresca, escamas de coco tostadas o lo que tenga en el aparador de la cocina y se vea tentado a incorporar en la preparación.
Que tenga un buen día!
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)