Letras | Cocina
La leche de avena es un valioso sustituto de la leche animal. Y no es la única, por supuesto, usted sabe que existen otras alternativas como la leche de almendras, de coco, de avellanas, de quinoa, de sésamo, de castañas, de semillas de calabaza, de arroz, etc.
Anteriormente, le he contado acerca de la gran cantidad de dietas y caminos en la alimentación por los que he optado en distintas situaciones; también le confesé mi hastío. De aquello que aprendí, rescato la tolerancia, que considero como una consecuencia estrecha de la diversidad y complejidad de las experiencias a las cuales decidimos someternos. La tolerancia por quien come y piensa diferente, la modesta aceptación de lo que aún no hemos aprendido: la gran clave, la palabra perfecta, el método infalible… todavía lejos, siempre lejos, gracias a Dios.
Así, seguimos husmeando, planificando, inventando. Y no sólo dietas. Métodos curativos, innovaciones antioxidantes, rutinas físicas, cirugías extraordinarias, estilos de vida. Exploramos. Mientras tanto, en algunos aspectos, aferrados a ciertas creencias, continuamos por años resistiendo el cambio o el paso de nuevas ideas o restamos veracidad a las comprobaciones científicas acerca de determinados productos o alimentos. Por qué? Porque somos animal de costumbre, usted tiene razón, y somos, además –y seguramente debe usted saberlo– la única especie de seres vivos que consume leche después del primer período de lactancia. Biológicamente, superado este período, nuestro cuerpo no necesita la ingesta de leche, pero la consumimos de todas maneras por el calcio que en apariencia nos aporta.
Sin embargo, nuestro organismo difiere de aquel del ternero que cuenta con la enzima necesaria para permitirle absorber el calcio de la leche materna. Para nosotros, en cambio, se vuelve difícil poder absorberlo, en cualquier caso imposible absorber toda la cantidad de calcio que podría aprovecharse de la leche animal.
Para ello existen en la naturaleza innumerables fuentes de calcio provenientes de otros alimentos. Por ejemplo, las espinacas, y todos los vegetales verdes. Ha visto usted, sin ir más lejos, una vaca privada de calcio? Algo sabrán ellas que se nutren de pasto (las más afortunadas) durante toda su vida. Las semillas, los cereales, las frutas y legumbres, los pescados, los frutos secos. La naturaleza no limita su generosidad. Enhorabuena.
Y para quien esté listo a probar las leches alternativas, las opciones son igual de abundantes y variadas, las mencionamos al comienzo. Hoy preparamos leche de avena, fácil, económica, nutritiva, saludable. Usted elige a diario, con la información de la cual dispone y se beneficia, su particular camino. Investigue, pruebe, pregunte. El régimen infalible, recuerde, aún no se ha inventado. Utilice los elementos sanos que aún nos ofrece la naturaleza, cansada a estas alturas de tanto maltrato. Utilícelos y arme un sistema de vida que le acomode. Con toda la tolerancia aprendida, mi única y última recomendación: ármelo lo más sanamente posible, por el bien de su salud y por la salud de aquellos que habrán de cuidarlo cuando usted envejezca.
Para la nota dulce –usted sabe cuánto adoro los dulces– le dejo esta panna cotta con leche de avena que lo animo a probar y, si le parece, a enviarme después su inestimable comentario.
Hasta la próxima semana!
Leche de avena
(Según el tipo de avena que tenga en su casa elija la receta que más le convenga).
Ingredientes:
1 taza avena arrollada
1 litro de agua
1 pizca de sal
ó
50 grs de avena en grano
800 ml de agua
1 pizca de sal
Preparación:
Remojar la avena en agua durante toda la noche, sea arrollada o en grano, para “activar” su potencial nutritivo, que de otro modo se encuentra inhibido. Por la mañana la avena habrá crecido al menos el doble de su tamaño. Descartar el agua del remojo, enjuagar y agregar el agua que indica la receta.
Llevar a ebullición la avena arrollada y apagar el fuego.
Llevar a ebullición la avena en grano y cocinar durante 10 minutos a fuego medio.
(En el caso de la avena arrollada este paso de la cocción puede evitarse y licuarse directamente).
En ambos casos dejar enfriar y licuar la preparación. Colar con colador fino o con lienzo y agregar la sal. Las leches vegetales se conservan en la heladera durante 3 a 4 días. Antes de usar, agitar bien el envase.
Panna cotta de amapola, cardamomo y jengibre con zest de cítricos en almíbar de miel orgánica
La panna cotta, en esta receta, depende en gran parte de los cítricos para mostrarnos la totalidad de sus sabores, no omita prepararlos. Es compañía imprescindible!
Ingredientes:
Para la panna cotta:
750 ml de leche de avena
3 cdtas. de agar agar (o un sobre de gelatina sin sabor)
5 cucharadas de azúcar orgánico
3 cdtas. de semillas de amapola
2 vainas de cardamomo
4 rodajas finas de jengibre
1 pizca de sal
Para los zest de cítricos en almíbar:
cáscaras de 2 limones, 2 naranjas y 2 limas
120 grs de miel orgánica
100 grs de azúcar orgánico
200 ml de agua
Preparación de la panna cotta:
Disolver el agar agar en media taza de la leche de avena. Colocar el resto a hervir con el azúcar, la pizca de sal, las rodajas de jengibre, las semillas de amapola y el cardamomo (abrir las vainas y retirar las semillas, molerlas ligeramente antes de usar).
Antes que alcance el punto de ebullición agregar el agar agar disuelto y cocinar a fuego bajo durante 2 o 3 minutos más. Apagar el fuego, dejar enfriar y colar para asegurarnos que no quede ningún grumo en la mezcla. Verter en moldes individuales o en un molde único, de acuerdo a sus preferencias, y llevar a la heladera hasta el momento de servir.
Preparación de los zest de cítricos en almíbar:
Cortar en juliana la piel de 2 naranjas, 2 limones y 2 limas. Hervir durante 5 minutos a fuego fuerte, descartar el agua y reservar. Preparar un almíbar con la miel, el azúcar y el agua a punto hilo fuerte, cocinar aproximadamente 5 minutos a fuego moderado.
Agregar las cascaritas de los cítricos, cocinar a fuego bajo durante 20 minutos más o hasta que los zest se vean caramelizados. Retirar del fuego y dejar enfriar. Al momento de servir decorar la panna cotta con los cítricos y un poco del almíbar.
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)