Letras | Cocina
Iniciar un blog, a excepción de los avatares que para mí significa su implementación en la Web –por falta de habilidad e interés en estos temas en los que debería necesariamente ocuparme– es más sencillo que visitarlo luego con regularidad y mucho menos pretencioso que escribirlo siempre con la alegría anticipada de que quizá a usted, o de pronto a usted, o a usted mismo, sí, no se de vuelta, a usted, le guste y comparta conmigo y con otros sus pareceres.
Escribo desde niña, bien o mal, y he visto desde siempre cocinar a mi madre. Cocino desde la adolescencia, o un poco antes de eso, preparando cada sábado una torta distinta para mi papá que llegaba de trabajar en el campo y saludaba con la pregunta: “Qué torta hiciste hoy”. Horneé todas las que proponía un libro que mi madre había comprado, y me esmeré sobre todo en aquellas que desafiaban hasta las mismas nociones de equilibrio en el armado o la paciencia de cualquier jovencita en su elaboración lenta y complicada. Qué importa. Su pregunta era mi premio.
Cociné como mi mamá, luego macrobiótico, light, proteico, con carnes y sin, sin amor nunca, sin gluten últimamente, con el mediterráneo me quedé más tiempo, y aún desde allí, con mis tres pasiones en vilo: la cocina, la escritura e Italia, intentaré que usted disfrute de estas letras con igual ansiedad renovada con la que habré de llegar, ojalá puntualmente, a este sitio.
Si está del otro lado, le doy las gracias, a los demás, dejo la invitación humilde para que nos acompañen de tanto en tanto. Sus preguntas harán de premios.
Adelantándome a nuestra próxima cita en la que hablaremos sobre el aceite de oliva, dejo una receta de Catón, político, escritor y militar romano, que vivió en el Siglo III antes de Cristo, y que evidencia que ya en aquella época el aceite no sólo se usaba como principal ingrediente de todo tipo de salsas, sino también para freír.
Bolitas de queso de oveja (del tratado De Agri Cultura, Catón)
Ingredientes:
Queso de oveja *
Salvado de trigo
Aceite de oliva para freír
Miel
Semillas de amapola
Preparación:
Mezclar en un bowl igual cantidad de queso de oveja con salvado de trigo y formar pequeñas bolitas. Calentar el aceite y freírlas de a una a dos por vez, moviéndolas cuidadosamente con dos cucharas de madera.
Cuando están listas, retirarlas del fuego, rociarlas con miel y espolvorear encima semillas de amapola. Servir.
* Puede utilizar queso de cabra o algún tipo de queso más bien cremoso.
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)