Letras | Cocina
Con sólo tres ingredientes y muy poco esfuerzo, esta mermelada de tomates estará lista en menos de una hora. Fantástico!
Sí, otra preparación con tomates.
Atravesamos la mitad del verano y es probable que antes de que termine, volvamos a utilizarlo como protagonista de alguna otra receta. Las frutas y verduras de estación, aunque aparezcan en las verdulerías ya fuera de temporada, no sabrán ni lucirán como en su período más propicio.
Después de introducirles, hace poco, al hermoso tomate Raf, les presento hoy al Kumato, otra variedad igual de deliciosa, de tamaño pequeño, con forma de ciruela y color verde muy oscuro, casi casi negro. Su mejor virtud: la dulzura. Un tomate goloso, de sabor auténtico.
Al tratarse de un tomate de muy buena calidad y de reciente incorporación, puede que el Kumato no esté disponible a la vuelta de cualquier esquina, en cambio y seguramente, será posible adquirirlo en negocios más selectos. No dudo de que en su propia huerta, si tiene la dicha de conducir una, cosechará usted tomates cien por ciento orgánicos, jugosos y dulces y con real sabor a tomate. Estas variedades nuevas, sobre cuya producción industrial ha surgido más de una crítica, apuntan, por primera vez, a recuperar el sabor original casi olvidado de este fruto que gusta a todos.
No hay quien se oponga a un tomate servido en su plato, ni siquiera aquel que desdeña el gran conjunto –para mí feliz– de frutas y verduras. El tomate es un buen amigo, es popular y es asequible. Comúnmente consumido en ensaladas y también en salsas, y mucho menos a la hora del postre o del desayuno para cubrir un pan. Hoy, a fuego lento, con azúcar mascabo y un perfume a limón, lo convertimos en un dulce inusual, casi soberbio, cremoso, brillante, distinto.
Mermelada de tomates Kumato y Raf, con azúcar mascabo
Si no consigue tomates Kumato o Raf, intente con el tomate Perita, y agregue de un 15 a un 20 por ciento más de azúcar para lograr el mismo nivel de dulzor en el producto terminado.
Ingredientes:
1,100 kg de tomates entre Kumato y Raf de los cuales,
650 grs resultaron sin cáscara y sin semillas
150 grs de azúcar mascabo
200 grs de azúcar orgánico
jugo de ½ limón grande o 1 pequeño
cáscara de ½ limón grande o 1 pequeño
Preparación:
Llevar agua a hervir en una cacerola grande. Mientras tanto lavar bien los tomates y preparar un recipiente con agua fría, de buena capacidad. Practicar un corte superficial en cruz en la parte inferior de los tomates y colocarlos con cuidado y la ayuda de una cuchara, en el agua hirviendo. Cuando la piel cortada en cruz comienza a desprenderse, en aproximadamente 1 minuto o menos, retirar del agua caliente y acomodarlos en el agua fría, para frenar el proceso de cocción. Cuando están tibios, pelar, descartar las semillas y cortar en trozos.
Añadir el azúcar, el jugo de limón y la cáscara, y cocinar a fuego bajo hasta que la pulpa comience a ablandarse.
En este punto puede usar un pisa puré, un pasa todo o una minipimer, para transformar los trocitos de tomate en una mezcla homogénea que se cocinará en menos tiempo.
Continuar la cocción hasta que reduzca el líquido y la preparación espese, 50-55 minutos en total desde el inicio.
Envasar en caliente en frascos limpios, invertir los frascos para sellar bien las tapas y dejar enfriar. Servir sobre una tostada, con queso de cabra o el queso de su preferencia, o acérquese directamente al frasco, con cucharita.
No se prive…
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)