Letras | Cocina
Me apena despedir el verano. Y acudo al chocolate para que venga en mi auxilio, a mitigar la nostalgia anticipada de cubrirse –menos los ojos– todo, por el frío que vendrá.
Sabemos que el chocolate tiene propiedades antioxidantes, que su consumo moderado produce una agradable sensación de bienestar en el organismo, que se utiliza para mascarillas faciales y corporales, que hay spa dedicados específicamente a su uso, que tiene propiedades estimulantes. Analizando sus ventajas hallé estas palabras justas, podría decirse que fueron escritas pensando en lo que me sucede: “muchas personas, inconscientemente, comen chocolate para liberarse de la depresión de otoño o invierno”.
Y lea esto otro: “su consistencia no se parece a la de ningún otro alimento: duro y seco a temperatura ambiente, se derrite y es cremoso en el calor de la boca. Se puede esculpir en casi cualquier forma, y su superficie puede ser tan lustrosa como un cristal” (del gran Harold McGee).
Pero quédese tranquilo, pues hay sólidas pruebas experimentales de que el chocolate no es capaz de inducir ninguna verdadera adicción. Los psicólogos han demostrado que el ansia de chocolate se puede satisfacer de igual modo con imitaciones que, en realidad, no contienen chocolate. Parece que aquello que atrae con tanta fuerza su consumo es la experiencia sensorial de comer, nada más y nada menos, el célebre chocolate.
Como ha visto, últimamente hemos trabajado con hierbas. Para la receta de hoy elegí el toronjil, también denominado melisa que, además de ser un sedante, analgésico y antiespasmódico, se dice que alegra el ánimo de las personas que la ingieren, devuelve la serenidad y templa los nervios. Qué otra combinación más apta para combatir el frío y la melancolía a la vez? Chocolate + Toronjil.
El coulant de chocolate es un postre originado en Francia y patentado por el chef Michel Bras (si es que las recetas admiten patentes…). En su historia se cuenta que la inspiración podría haber surgido mucho antes, por el servicio de alguna torta cruda que se desmoronase al quitarla del molde, dejando escapar el líquido de chocolate tibio de su interior. Lo cierto es que el coulant, que ha girado el mundo con recetas diversas y que lleva un nombre distinto de acuerdo al país en donde se prepara, es vergonzosamente irresistible para quienes amamos, como yo, vergonzosamente el chocolate en cualquiera de sus presentaciones.
Le dejo una receta sencilla. Hay algunas, como la original de Bras, que incluyen una ganache de crema y chocolate en su interior. Para simplificarla, y puesto que en nuestra versión sana, sin mantequilla y gluten free, no usaremos harina de trigo que luego tenga sabor a crudo y sea una ruina para el sabor final del postre, haremos una sola preparación, con apenas una pequeña cantidad de maicena y cacao en polvo de calidad que se fundirá perfecto con la masa de chocolate al menor contacto con el calor.
Se anima a prepararlo? Y a mandarme después una foto?
Coulant de chocolate con aceite de toronjil
El aceite de toronjil se prepara idealmente unos días antes, para darle más tiempo a la maceración de hierbas y aceite y lograr así un producto más aromático. De todas formas, el sabor del chocolate es bastante intenso y puede que el toronjil se pierda en el conjunto. Le recomiendo usar una buena cantidad de hojas frescas y macerarlo por al menos una semana. Si le gusta la combinación de menta y chocolate (no es mi caso) haga una prueba de este aceite con hojas de menta en lugar del toronjil.
Ingredientes: (2-3 porciones)
60 grs de chocolate amargo
30 grs de azúcar mascabo
1 huevo
pizca de sal marina
20 grs de fécula de maíz
5 grs de caco amargo
½ cdta. de polvo de hornear
20 ml de aceite de toronjil
Para el aceite de toronjil:
2 tazas de hojas frescas de toronjil
80 ml de aceite de oliva
pizca de sal
Preparación:
Precalentar el horno a 180º.
Untar con rocío vegetal 2 moldes individuales de flan o soufflé. Llevar a la heladera o freezer hasta el momento de utilizar.
Tamizar juntos el cacao amargo, la maicena y el polvo de hornear. Reservar.
Batir el huevo con el azúcar mascabo y la pizca de sal hasta que comience a blanquear. Dejar reposar unos minutos para que el azúcar se disuelva completamente.
Mientras tanto derretir a baño María el chocolate amargo previamente picado para facilitar el proceso.
Cuando esté fundido agregar el aceite de toronjil. Incorporar y dejar entibiar.
Añadir la mezcla de chocolate y aceite a la de huevo y azúcar, mezclando suavemente.
Agregar por último los ingredientes secos con movimientos envolventes. Verter la preparación en los moldes y llevar a la heladera durante unos minutos. Esto facilitará la cocción rápida de la parte externa y retrasará la del interior.
Introducir los moldes en el horno y cocinar durante 8-10 minutos. Retirar, desmoldar y servir enseguida.
Este postre se toma caliente. Finalizar espolvoreando media cucharada de cacao en polvo sobre la superficie.
Aceite de toronjil:
Procesar las hojas de toronjil con la pizca de sal (esto ayudará a desprender el aceite de las hojas).
Agregar de a poco el aceite. Dejar reposar durante 24 horas o el tiempo que tenga disponible (una semana sería ideal).
Filtrar con paño o gasa para descartar las hojas.
Guardar en botella de vidrio o frasco hermético. También se puede utilizar sin filtrar, para obtener un sabor más pronunciado del toronjil.
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)