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Espero que esta nueva receta saludable, un mousse ligero de chía y nueces con chocolate y naranja y endulzado naturalmente con stevia, no nada más sea de su agrado, más bien aquiete el furor incontenible que a veces nos apura a los ansiosos del dulce, buscadores (investigadores casi) de todo ingrediente o prodigio que pueda asistirnos en tal amarga –vale aquí que redunde– circunstancia. Un hallazgo notable de extrema dulzura ha sido, años atrás, la stevia y su severo poder edulcorante. Consumí de varias marcas, con poco conocimiento y ninguno de su pureza, consciente, sí, de que la única forma de endulzar naturalmente suprimiendo cualquier caloría adicional, provenía de esta planta maravillosa oriunda de nuestra América del Sur que ha mantenido a los japoneses en trajín permanente desde los años ’40, mientras nosotros, que con estirar el brazo alcanzamos sus hojas, continuamos sin considerarla.
Oriunda del Paraguay, la stevia contiene en sus hojas principios edulcorantes como el esteviósido, por ejemplo, o el rebaudiósido, entre otros, que presentan un grado de dulzor 300 a 400 veces mayor que el azúcar. Sí, leyó bien. Impresiona! Y a dulceros como yo o quizá como usted nos compone la sonrisa. Créame. Los nativos de Paraguay, que siglos antes de que los químicos comenzaran a estudiarla ya la utilizaban, no lo hacían exclusivamente por su poder edulcorante, ya que para eso contaban con la miel silvestre, sino como complemento nutricional y hasta como medicina, pues conocían el efecto beneficioso de las bondades de esta planta y de su uso. Y posteriormente, numerosos estudios han demostrado la ausencia de efectos secundarios en humanos. Los resultados indican que las hojas de stevia juegan un rol significativo en el alivio del daño hepático y renal, además de su efecto hipoglicémico, protector contra la diabetes.
Leandro Villalba, Presidente de Anedum, me ha acercado stevia en polvo de alta pureza. Anedum es una empresa dedicada a la difusión y comercialización de ingredientes naturales, convertida hoy en referente de quienes estamos interesados en profundizar e incorporar la stevia y sus derivados a nuestros hábitos de consumo. De la primera prueba que hice con esta muestra resultó un vaso de leche de nueces muy interesante aunque imposible de tomar, por el grado empalagoso de dulzura que produjo el uso de una pequeña mancha blanca de este polvo en una cucharadita de café. Luego de los consejos de Leandro y algunos juegos en la cocina, apareció este postre.
La chía es otro producto infinitamente valioso. A las semillas de chía se le atribuyen 2 veces la proteína de cualquier otra semilla, y constituyen una excelente fuente de fibra, calcio y ácidos grasos omega 3 de origen vegetal. Por su alto contenido de antioxidantes se conservan hasta 4 años almacenadas en seco sin que se deteriore el sabor, el olor o su valor nutritivo. Qué fantástico! Las semillas de chía absorben hasta 10 o más veces su tamaño, convirtiéndose en un gel que puede agregarse a licuados, mezclar con aliños de ensaladas, en postres o simplemente tomarlo a cucharadas. Se usan también las semillas espolvoreadas directamente sobre las ensaladas, o molidas para espesar sopas, o en gel para reemplazar el uso del huevo en pastelería, etc. Con respecto a su precio, si bien es más caro que el de otras semillas, es un producto tan concentrado en nutrientes que resulta más que razonable.
Si usted tiene niños, haga una prueba con ellos. Vierta una cucharadita de semillas de chía en un vaso y llénelo hasta la mitad de agua. Pídale de revolver durante unos pocos minutos, y verá que apenas pasado un tiempo la mezcla se transformará en un gel pegajoso, curioso para un niño, sugestivo para introducirles las propiedades y ventajas de su uso. Terminada la prueba, les prepara el mousse de chía y chocolate a la naranja. Si usted no lo devora primero, puede que el niño tenga la oportunidad de degustarlo también y sumarse a los miles y miles de seguidores de esta semilla noble y milagrosa. Vamos con la receta!
Mousse de chía y nueces, con Stevia y chocolate
Ingredientes: (para 3-4 porciones)
70 grs. de nueces
280 ml de agua
3 cdtas. (3 grs.) de Stevia alta pureza
ó
su equivalente en dietéticas c/n
6 cdtas. de aceite de oliva
6 cdtas. de cacao amargo en polvo
pizca de sal marina
1 ½ cdtas. de cáscara rallada de naranja
8 cdas. colmadas de semillas de chía
8 dátiles pequeños ó 6 medianos
1 ½ cdtas. de extracto de vainilla
Preparación:
Licuar las nueces junto con el agua, la Stevia (de a poco), los dátiles descarozados, el aceite de oliva, el extracto de vainilla y la pizca de sal. Se obtendrá un líquido no totalmente homogéneo, pero que dará mayor textura y sabor al conjunto, por ello no recomiendo colarlo. Pruebe el dulzor y vaya agregando más Stevia a medida que la preparación lo requiera. Recuerde que al incorporar luego el cacao amargo y la ralladura de naranja necesitará un poder edulcorante mucho mayor. No se preocupe si en este momento nota un dulzor un tanto exagerado.
Disolver aparte, con apenas un chorrito de agua caliente, el cacao amargo, para evitar que se formen grumos al añadirlo a nuestra falsa leche de nueces. Además, al hacerlo por separado, conservamos el color oscuro del cacao que si lo agregásemos en la licuadora se perdería. Revolver bien y reservar.
Procesar o pasar por molinillo de café 5 cucharadas de las semillas de chía y mezclar la harina resultante con la preparación anterior.
Añadir, por último, las semillas de chía restante enteras y la cáscara rallada de naranja, revolver y llevar a heladera por al menos 1 hora hasta que la preparación se enfríe y las semillas de chía (tanto trituradas como enteras) absorban el líquido y adensen el mousse.
Revolver cada 15-20 minutos para que las semillas enteras se distribuyan uniformemente. Obtendremos un postre sedoso y a la vez crocante por el efecto que producen las semillas enteras de chía al morderlas.
Para finalizar el mousse, agregue escamas o chispas de chocolate amargo (raspar con un cuchillo la parte posterior de la barra de chocolate), alguna fruta de estación, espolvoree con cacao amargo o elija la cubierta que más le guste. También puede servirlo solo, sin ninguna terminación, pero este blog es un poco coqueto, usted sabe, y me exige un minuto más de trabajo.
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)