Letras | Cocina
Mis árboles amigos, los mismos que anduvieron mostrándose aquí en otras entradas, están repletos. Gordos de verdor y voces de aves diferentes.
Espesura que nos da sombra, y de su bamboleo pesado recibimos el alivio para el calor cuando aplasta. Refugio.
Los verduleros exhiben con desfachatez sandías y melones cortados al medio, haciendo aguar la boca del que pasa y obligándolo a meter mano en el bolsillo para entrar y comprar. A mí la sandía me provoca hundirme con cabeza y dientes en su carne vistosa hasta arrancarle de un mordisco el corazón y reventar de dicha.
Llegan de a poco las uvas, hay quienes pueden jugar a seducir con ellas; nosotros, el resto, sufriremos a lo sumo un empacho bien ganado. También las cerezas, que manchan casi con seguridad cada camino que les mandamos recorrer: fruto incomparable. Duraznos, mangos, damascos… Puro jugo, pura agua…
Y la señora frutilla, faltaba más.
La reina, la roja, la dulce, la que se sube a todos los postres. Cuántas recetas ha protagonizado? Y películas? Y libros? Cenas de gala? Picnics? Fotos?
Sabía que una taza de frutillas tiene solamente 55 calorías? Que hay un museo en Bélgica sólo para frutillas? Que las frutillas son un miembro de la familia de las rosas? Que en promedio una frutilla tiene 200 semillas? Que la frutilla es la única con las semillas en el exterior de la fruta? Que ocho frutillas proporcionan el 140% de la cantidad de vitamina C recomendada diariamente?
La frutilla me gusta en estado natural, para qué agregarle qué si no lo necesita. Sin embargo, como usted estará esperando alguna receta interesante veremos cómo nos resulta esta mousse con leche de coco, merengue de azúcar mascabo y reducción de aceto balsámico a la pimienta. Y frutillas, por supuesto!
Nada sofisticado (no es mi estilo, usted me conoce). Una combinación delicada y bastante particular. El aceto balsámico y la frutilla se llevan muy bien desde un largo tiempo antes que yo descubriera mi afán por la cocina o más aún, que incluso naciera (bueno, habría que averiguar si la idea es tanto así de viejita…). Ambos elegantes, puros, un poco dulces y un poco ácidos, y sencillamente nobles.
En una oportunidad tuve la gran fortuna de visitar la admirable acetaia Leonardi, en Módena, Italia.
La degustación de los distintos acetos (distinto año de cosecha, distinto tiempo de maduración, distinta cantidad de trasvases, distinta calidad de la madera de los toneles, distinto clima, distinto amor y distinta mano de quien lo elabora) se realiza en cucharitas. Nos las proveía la joven que nos explicó este proceso y nos llevó a recorrer las instalaciones: ojos y edad envidiables, y además una apasionada. Lo comento porque era muy notorio, de otra manera no habría podido advertirlo; los míos se mantuvieron cerrados durante casi toda la visita, y se echaban para atrás, con mi cabeza derrotada mientras mi garganta –por la que corría el bálsamo–, con cada gota, apretaba el cielo.
Para despedir el año o recibir el que vendrá o las dos cosas, le propongo un postre fresco, estivo, saludable, aparentemente manso… Basta probarlo, después me cuenta.
Muy Feliz Año para usted y su familia!
Mousse de verano
Ingredientes:
400 grs de frutillas procesadas
jugo de ½ naranja
ralladura de la cáscara de 1 naranja
4 claras
100 grs de azúcar mascabo
100 grs de azúcar orgánico
50 grs de miel
80 ml de agua
14 grs de gelatina sin sabor o agar agar
400 grs de leche de coco (conservar en heladera desde el día anterior)
40 grs de pistachos sin sal pelados y finamente picados
Preparación:
Procesar las frutillas con el jugo de naranja y la ralladura y tamizar en colador o en pasa verdura. Obtendremos un jugo sedoso y libre de grumos o restos de fruta sin moler. Vale la pena el esfuerzo extra.
Disolver la gelatina en 50 ml de agua caliente.
Preparar un almíbar con los azúcares, la miel y el agua a punto bolita. Tardará unos minutos más de los 12 que toma un almíbar con azúcar blanca.
Mientras tanto batir las claras a nieve. Cuando el almíbar esté en su punto justo agregarlo a las claras por un costado del recipiente sin dejar de batir, hasta que se enfríe.
Retirar la leche de coco de la heladera. Al contacto con el frío los grasos de la leche subirán a la superficie. Trate de extraer sólo esta parte, evitando que se cuele el líquido.
Batir ligeramente en bowl por separado.
Incorporar la gelatina disuelta a la pulpa de frutillas, luego el merengue italiano y por último la leche de coco batida.
Colocar la preparación de la mouse en un molde grande o en moldes individuales y llevar a la heladera por al menos dos horas o hasta que tome una consistencia casi firme. Dejar una hora en el freezer o en el congelador antes de servir para que esté bien frío.
Acompañar con la reducción del aceto balsámico y decorar con los pistachos pelados y picados y con pétalos de rosa secos (esto último no es necesario, pero dígame si no se ve lindo…)
Para la reducción de aceto balsámico:
150 ml de aceto balsámico
4 cucharadas de azúcar integral
1 cucharada colmada de miel
Pimienta c/n
Verter en una cacerolita el aceto con el azúcar y la miel. Cocinar a fuego fuerte hasta que rompa hervor y luego bajar a mínimo durante 5 a 8 minutos más o hasta que comience a verse denso. No sobrepasar este tiempo de cocción, porque al enfriarse la reducción seguirá espesando. Retirar del calor y agregar pimienta a gusto.
Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)