Cocina de mar. Lenguado.

Cocina de mar. Lenguado.

Letras | Cocina

dsc07385Cualquier mar, como la luna, tiene el poder del embeleso.
Para mirarlo y regodearse, para calmarse en su silencio bajo el agua, para amarrarse a una ola y saltar con ella, para mudarse a sus orillas o alejarse navegándolo, para inspirarse. El mar se nos ofrece maleable y solidario, y si quiere, arbitrario también. Depende del día y del clima, igual que nosotros.

dsc01535dsc02578Y como si no bastara la diversidad de sus prodigios además nos alimenta. Hay peces para cada gusto en particular, hay frutos de mar, hay algas, hay sal, nutrientes y vida en abundancia.

dsc02669Yo me como todo lo que una red o un anzuelo hacen posible que después Miguel Ángel y el Chiche me lo vendan en la pescadería, mientras charlamos de alguna receta, o de las características del pescado que está convirtiendo en filete o del tema que fuere, porque lo que importa aquí es condescender, y consolidar y alargar la camaradería que nació con mis visitas constantes a su local y que supongo se repetirán en el futuro si no dejan de consentirme. Sin piel, sin espinas, sin cabeza, no, mejor entero y eviscerado, un filete un poco más gordo por favor, los calamares se podrían limpiar? Qué tolerancia!

dsc07279dsc04636De los pescados de carne blanca elijo el lenguado, lo adoro. Puedo comerlo periódicamente sin agotar la fruición del primer bocado. De carne fina y delicada, se adapta a innumerables acompañamientos, es sano para usted, es rico y resiste cualquier método de cocción y/o falta de tiempo y/o de creatividad… No se tome esto último como una indirecta, se lo pido…

dsc07283Junto al lenguado, apostando a los productos de estación, serviremos una ensalada tibia de espárragos y habas. Las habas las conocí en Chile, allá las consumen con frecuencia. No fue amor a primera vista, más bien un encariñamiento paulatino que ha ido evolucionando hasta rayar en una defensa ferviente por mi parte de su sabor y propiedades nutritivas: aporta gran cantidad de fibra, proteínas, vitaminas y minerales. Jugosas, tiernas, deliciosas, inconfundibles.

dsc07298dsc07312dsc07317Los espárragos los probé siendo ya adulta, pues en casa de mi madre eran criticados como un vegetal de lujo que no valía la pena comprar. Apreciados por su sabor y su suculenta textura, el espárrago –que por su precio sigue considerándose un capricho– merece la pena la pequeña inversión aunque sea una vez en su vida. A mí no me sobra, se lo confieso y lo lamento mucho, pero me alcanza para traerlos de tanto en tanto en mi bolsa de compras –bendita sea! Suaves, delicados, dulces, un deleite epicúreo y pleno de propiedades medicinales.

dsc07305Se sentirá cómodo el lenguado con esta compañía? Será capaz el mar de seguir alimentándonos? Algunos, los más grandes, han devuelto sus dones con palabras. Y qué palabras! Los demás, estamos y estaremos en deuda.

dsc02552…Quien lo mira lo ve por vez primera,
Siempre. Con el asombro que las cosas
Elementales dejan, las hermosas
Tardes, la luna, el fuego de una hoguera…

Fragmento de El mar – de El otro, el mismo. Jorge Luis Borges

…Padre mar…
ahora, pórtate bien,
danos a cada hombre,
a cada
mujer y a cada niño,
un pez grande o pequeño
cada día.
Sal por todas las calles
del mundo
a repartir pescado…

Fragmento de Oda al mar – Pablo Neruda

Lenguado con ensalada tibia de espárragos y habas

dsc07394Ingredientes:
(Para 2 personas)
1 filete de lenguado
1 y ½ tazas de espárragos cortados en bastoncitos
1 y ½ tazas de habas frescas
1 palta
2 ramas de apio
1 cucharada de perejil picado
3 cucharadas de aceite de oliva extra virgen
cáscara rallada de medio limón
jugo exprimido de medio limón
3 rodajitas de jengibre fresco
semillas de sésamo negro y blanco c/n (opcional)
2 cucharaditas de tomillo seco
papel manteca
sal y pimienta c/n

dsc07346Preparación:
Para el lenguado:
Cortar el filete en trozos, salpimentar y condimentar con el tomillo. Agregar un poco de aceite de oliva y masajear el pescado para que se impregnen los sabores.
Cortar un rectángulo, más largo que ancho, de papel manteca y embeberlo con rocío vegetal. Llevar a la heladera unos minutos.

dsc072881Precalentar el horno a fuego fuerte. Disponer dos trozos del lenguado en el centro de cada rectángulo de papel manteca, rociar con otro poco de aceite de oliva y cerrar el papel juntando sus bordes, pero dejando abierta una entrada de calor para que se forme una superficie apenas crocante en el pescado.

Cocinar durante 10 minutos o hasta que lo veamos levemente dorado pero aún tierno en su interior.

Para la ensalada tibia de espárragos y habas:
Desgranar las habas y cocinarlas al vapor durante 8 a 10 minutos. Si no tiene vaporera puede hervirlas en agua con sal. Retirar, dejar enfriar y quitarles la piel.

dsc07335En la misma vaporera puede colocar los espárragos, cortados en bastones de 3 a 4 cm aproximadamente. Siempre trate de que las verduras queden al dente, no se descuide y evite que se pasen de cocción.

dsc07358Lavar el apio y picarlo bien fino. Picar el perejil.
Pelar la palta y cortar en gajos y éstos, a su vez, por la mitad.

dsc07360Calentar en una sartén a fuego suave el aceite de oliva con la rodaja de jengibre. Cuando el aceite comience a desprender el aroma de la especia mantener uno o dos minutos más e incorporar las habas y los espárragos. Mezclar bien y apagar de inmediato el fuego, no queremos freír las verduras ni quemarlas. Agregar la ralladura de limón, el jugo de limón, el apio y el perejil picados, la sal y la pimienta y revolver.

dsc07373Al momento de servir, terminar espolvoreando encima las semillas de sésamo ligeramente tostadas en una sartén.
Disponer el lenguado en el plato, si prefiere con el papel y si no lo retira. Servir acompañado de la ensalada.

dsc07383dsc07397Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Pequeños cherrys

Pequeños cherrys

 Letras | Cocina

dsc07259Estirando el centímetro, alcanzo a medir 1,60 m. En eso no salí a mi madre, quien jamás usó tacos, y al mínimo batido de los peinados de una vez resultaba más alta que mi padre.
Desde que perdí peso me visto del tamaño de los niños, claro que la ropa alegre e infantil que antes me sentaba simpática, ahora que estoy unos años más crecida podría crear ciertas sospechas sobre la incipiente pérdida de mis facultades mentales. Sí, seré una vieja con ropa de niña, con la salvedad de mis pies, pues si continúa esta pugna de mis juanetes por sobresalir cada día un poco más, el calzado tendrá que adaptarse a esta condición degradante y, en consecuencia, también a la edad.

dsc06983Como pequeña, me gusta todo lo pequeño, y sufro de cierta compulsión por comprarlo. Claro que hay otras cosas, incontables, algunas básicas, que deberían ser siempre grandes, como las casas, las ambiciones, las cuentas de banco, las valijas, las cocinas, las ventanas… No muy fáciles de obtener, me compenso en su lugar pagando menos por aquello que suele caber en mi puño, o en los dos. Le explico: individuales de mesa, un plato de postre, un cuarto de higos turcos, una barra de chocolate, un libro, un ramo de fresias, un frasco de miel de limón, una crema de manos importada que traje ayer (casi fuera de mi presupuesto), una revista de cocina.

dsc07055Y a mí qué me importa? Dirá usted, muy oportunamente.
Abordemos, mejor, el tema de la gastronomía, que es el que nos convoca aquí y por el cual usted me sigue, y repasemos el dilecto universo de elementos –no obstante pequeños– aptos para aniquilar el hambre, la ansiedad o el vicio de comer y, además, con altas propiedades antidepresivas para quienes, como yo, no estamos a estas alturas en estado de combatir tristezas con ejercicios más interesantes.

dsc07003Los vegetales baby:
zanahorias, remolachas, puerros, papines, hinojos, berenjenas… De colores y sabor muy vivos. Si fueran medicamentos, deberían venderse como la alternativa forte de la versión original. Un inspirado capricho de la naturaleza.

dsc07007Los frutos secos:
tomemos el caso de la almendra. Un primer mordisco duro, que cruje y anticipa los que vendrán después para reducir su firmeza a una masa blanda, entre amarga y dulce, completamente elegante, indeciblemente sutil.
Un diente de ajo:
picante, persistente, impertinente como perro chico, impetuoso.
Los frutos rojos:
entretienen, adornan, enamoran.

 

dsc07024Aceitunas:
de carne y hueso. Tiernas, amables y versátiles. Me gustan todas: las verdes, las negras, las moradas, las negras “tipo” griegas, todas. Y las hago partícipes de diez de cada diez de mis preparaciones. No, no es verdad, exagero, no se me ha ocurrido todavía una receta de postre en donde incluirlas. Pero puedo pensarlo…

El higo, incitante y sensual, como la uva, la palta, el caqui, un langostino, una almeja, las vieras. Frutas y frutos de pulpa apacible, que se dejan comer con facilidad y nos contagian el sosiego y su mansedumbre.
Sea en el mar o en la tierra, la lista de estos pequeños deleites es tan copiosa que un solo blog no daría abasto para contenerla. Menos mal que nuestro mundo, pese a las injurias que le infligimos, no renuncia a su fecunda generosidad. No todavía…

Un tremendo lío para llegar al tomate cherry, mire usted si seré cuentera…
El cherry. Un pequeño rey. Colérico. Explota en la boca o en la cacerola y desparrama a propósito un reguero de jugo y semillas como representación o aviso de que con este chiquito no se juega. Rojo intenso. Acidez moderada. Amigo de la albahaca, el tomillo, el ajo, el aceite de oliva y las olivas. De la lechuga, la endivia, la palta, la pasta, el pollo, la pizza, el apio, la polenta, el mijo, el berro, la rúcula, el brócoli, y… amigo mío también! Y de usted? De quién no?

Cherrys con interior de tapenade y queso de cabra

Ingredientes:
(las cantidades no están indicadas, dependerá del número de personas que comerán este plato, ideal como aperitivo. Tenga en cuenta al hacer sus cálculos que estos cherrys crean necesidad…)

dsc07162Tomates cherrys c/n
Queso de cabra cortado en pequeños cubos c/n (o queso azul)
Tapenade de olivas (la misma que llevamos al picnic) c/n
Hojitas de albahaca c/n
Aceite de oliva c/n

dsc07168Preparación:
Cortar la tapa de los tomates cherrys y una mínima rodajita en su base para lograr que se apoyen. Ahuecar con un cuchillo bien filoso o una cucharita. Proceder con mucha delicadeza pues se rompen fácilmente.
Agujerear la tapa con un palillo o escarbadientes justo en el lugar en donde estaba su cabito original.

dsc07093Rellenar la mitad de los cherrys con la tapenade y la otra mitad con los cubitos del queso de cabra o del queso azul.

dsc07100dsc07109Forrar una asadera con papel aluminio embebido en rocío vegetal y estacionarlo en la heladera durante unos minutos. Colocar sobre el papel los tomates cherrys, las tapas a un costado y verter encima aceite de oliva.
Cocinar en la parte alta del horno, a fuego moderado, durante 5 a 10 minutos.
Saldrán arrugados y perderán la apariencia idílica que tenían crudos, pero ganarán en sabor y usted me lo agradecerá.
Introducir las hojitas de albahaca en el agujerito de la tapa, no tiene que hacerlo con todas, sólo hasta que la paciencia le alcance. Colocar las tapas sobre los tomates y servir.

dsc07248dsc07213Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Picnic de primavera…

Picnic de primavera…

 Letras | Cocina

dsc06713Los árboles que veo a diario y conozco desafían los últimos fríos del invierno. Se les salen las yemas por las ramas apenas un sol tibio les anuncia lo inevitable: que la primavera del 21 de Septiembre que aún no se presenta, infaliblemente, lo hará.

dsc06968dsc06833Mi novela “Sin sabores de amor” así comenzaba:
Fue en primavera. Estúpidamente cierto es que las historias de amor, decía Elisa, casi siempre empiezan en primavera. Una estación muy ajetreada todos los años, brotando incansable las yemas de cuanto árbol se anda cruzando por su camino, soplando a medio mundo su aire tibio y dulzón de flores y sol convaleciente, casamentera legendaria, arreglando encuentros entre mujeres y hombres, inicios tal vez de algún resplandor futuro.
Matilde Donatti era un poco más feliz en primavera.

Y ocurrió tiempo después que… (en tiempo de primavera, sin duda)
Cómo podía Matilde escribir sobre esa piel que la cubrió como un vestido, como una quemadura, como un corazón con cuerpo que se detuvo en cada resquicio de los pies y hasta su vientre, elaboró con besos de agua dos caminos paralelos y un alto en la cintura. Allí besó las esquinas y el centro fecundo y subió besando y besando para alimentarse extasiado en el cáliz nutricio de su pecho. Cómo podía Matilde escribir sobre esa boca y esas manos furtivas que reclamaban para sí cada espacio de su carne con la suavidad de un niño, con la autoridad del viento, con tanto amor y astucia que tuvo miedo de morirse corazón con corazón.
– ¡No me olvides si me muero!, -le pidió Matilde.

dsc06848La primavera deja tibio el aura y nos provoca. Nos roza los brazos descubiertos, el cuello sin bufanda, los pies en sandalias, el alma ligera. Viene detrás y nos empuja a salir de la casa, a conversar al aire libre, a caminar. Se sabe que está emparentada con las buenas querencias, y también con algunas efímeras, que duran hasta el día siguiente o con un poco de fortuna, hasta el próximo frío. La primavera es revoltosa, y le importa un bledo.

Como usted, que como yo quizá ya no los tenga, anduve por los veinte festejando cualquier causa inimaginable, y con mayor razón y entusiasmo, las más obvias. El comienzo de la primavera era una de ellas, cada 21 de septiembre, con un picnic en la plaza, en el club, en un parque.

dsc06961Mi mamá conoció a mi papá en un picnic. Se repartieron con una amiga los dos candidatos que las escudriñaban midiendo a ojo la altura de ambos. Mi madre, siempre la más alta, tenía pocas opciones.

El picnic podría ser una de las tantas celebraciones que deberíamos encontrarle a la vida. En el post Il Tempo hablé sobre el tiempo y el afán de todos de estirar por encima del límite la cantidad que nos ha sido asignada. Y por qué? No le ganamos tiempo al tiempo para soportar una desdicha, lo queremos para el festejo, para el amor, para reír.

dsc06966Reconozco que, a menudo, la probabilidad de dar con las penas es bastante mayor al esfuerzo que demanda una sola de las alegrías posibles para ser advertida, hallada, puesta en la mesa para compartirla. Y le confieso, con cierto pudor de ingratitud, que debo concentrarme a diario y repasar en la memoria las formas felices de la vida para no caer en el dilema de rendirme o seguir intentándolo.
Si considero la fragilidad y a veces casualidad de la secuencia de mis años anteriores (aquellos acontecimientos que por falta o sobra de algún detalle podrían haberse encaminado hacia una dirección distinta), entonces siento la vida tan leve que me enojo al punto de perjudicar mi salud; y mi cuota de tiempo, en consecuencia, se acorta. Me ha pasado ya, y créame que una úlcera tardará una nada en manifestarse y numerosas horas de dolor para ser curada.

dsc06944Haga usted también el esfuerzo. Busque, que todos tenemos motivos para mandar al carajo los dilemas, los recelos, la cobardía. Y si decide encontrarlos, váyase de picnic, al lugar que sea, no alegue que no tiene dónde hacerlo. Por más cerrada que fuese su ciudad es improbable que no cuente con un espacio verde, aunque mínimo. Salga y tome conciencia del aire que toma. Se lo pido con la misma índole intimista que me asiste habitualmente para contarle mis vivencias. No crea usted que acudo al blog para dejar aquí enseñanzas o discursos escritos. No se confunda. Significaría para mí una pretensión inabordable que además no persigo. Acudo al blog para con él y a través de él mandar al carajo mis propios dilemas, para deshacer los recelos y subyugar la cobardía. Y para procurarme, consciente de ello, un tiempo un poco más feliz.

Váyase de picnic, festeje la primavera o haga lo que le venga en gana. Yo saldré ahora a tomar el sol templado de esta tarde que empezó gris y lluviosa, y después se iluminó, se puso coqueta, claramente para que la paseáramos.

La receta de hoy, en un frasquito de vidrio, llegará a su picnic en perfectas condiciones.
Esta tapenade de olivas negras e higos secos la preparé con olivas empeltre marca Primòlea. Gracias Mario Palchetti, por la calidad inmejorable de los productos que su empresa propone. Muchas gracias!

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Tapenade de olivas negras e higos secos
Tapenade: proviene de la palabra provenzal «tapéno», que significa «tápenas» o «alcaparras».

dsc06661Ingredientes:
250 grs de aceitunas negras tipo griegas
4 higos secos pequeños o 2 grandes
4 cucharadas de alcaparras
2 dientes de ajo asados
¼ taza de aceite de oliva extra virgen
jugo exprimido de un limón
cáscara rallada de un limón
cáscara rallada de una naranja
4 cucharadas de perejil picado
sal y pimienta c/n

dsc06688dsc06671dsc06677Descarozar las aceitunas y trabajarlas con minipimer, mortero o procesadora junto a las alcaparras, los higos y el aceite de oliva hasta formar una pasta densa.

dsc06694dsc06698Agregar el jugo de limón y la cáscara rallada de la naranja y el limón. Por último los ajos asados, el perejil, la sal y la pimienta.

dsc06706Procesar unos segundos más, controlar la sazón y reservar en frasco de vidrio en la heladera hasta el momento de utilizarlo. Se conserva durante varios días.

dsc06711Ideal como aperitivo, para untar en pan tostado, con verduras a la plancha, pescado, pasta, ensaladas, etc. Y para protagonizar, en nuestro caso, este picnic saludable, delicioso y sanador…

dsc06729dsc06715dsc06726dsc06734dsc06741Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

La pausa caffè

La pausa caffè

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Letras | Cocina

Con esta locución, pausa caffè, se hace referencia en Italia a los intervalos durante el horario de trabajo que, desde el año 2003, constituye un derecho establecido por ley en defensa de la salud de los trabajadores.
Un estudio danés rescata esta pausa mostrando sus beneficios desde el punto de vista de la productividad y de la socialización. El estudio publicado por los investigadores de la Universidad de Copenaghen ilustra el poder terapéutico del coffee break, considerado frecuentemente como una ocasión para perder el tiempo y trabajar menos. Los resultados han demostrado un aumento real de la productividad con no pocas ventajas para las empresas. Las pausas en el trabajo, por su importancia y valor social y por el potencial monetario para las organizaciones, deberían ser tratadas como prácticas comunes que permitan a la comunidad desarrollarse. Se ha comprobado además su efecto benéfico sobre la salud, visto que fisiológicamente una pausa cada 90 minutos o máximo 120, restituye la atención disminuida y por ende la capacidad de rendimiento. Trabajadores menos estresados y más productivos, dispuestos a retomar las tareas con más energía y concentración.

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Sin embargo, la gestión de estas pausas por parte de los empleadores, no es asunto fácil. La ley adolece aún de espacios poco claros y el argumento continúa siendo controversial y de difícil reglamentación. Aquí, como en otras situaciones intrincadas, aquello que debería prevalecer para hallar una salida digna serán el sentido común, la sensatez y la moderación, tanto de parte de los empleadores como de los empleados.

En Florencia, desde hace dos años, la pausa caffè se ha convertido en un festival dedicado a la cultura de esta bebida por sus propiedades estimulantes, los infinitos matices de su sabor y su poder socializador. El Pausa Caffè Festival.

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Por ahora, no hemos evolucionado lo suficiente para comprender el real alcance de una pausa en el trabajo. No lo comprende el empleador que desconfía de ella, no lo comprende el empleado que no la exige y no lo comprende el trabajador autónomo que no la contempla.
Mi dentista lo entendió hace unos pocos meses, obligado por circunstancias desfavorables de salud que lo forzaron a abandonar, sin previo aviso, el ritmo imprudente al que había acostumbrado su trabajo. Es un profesional de colección, y su óptimo prestigio le ha servido para atender un elenco cada vez más numeroso de pacientes, algunos que provienen del mundo del espectáculo, otros del exterior, todos sus aficionados y casi devotos.

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Lo conocí años atrás, y en tanto me convertía yo también en su devota, su hijo crecía, estudiaba odontología e instalaba su propio consultorio. Desde entonces dejo mis quejas en el sillón de Marcelo Jr., tan condescendiente y tolerante, tan respetuoso del dolor ajeno que a veces me avergüenza reclamarle tonteras, pues no más allá de eso he sentido alguna vez. Y a cada rato, por cualquiera de estas tonteras, pide perdón. Usted puede creerlo?

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Marcelo Jr. es deportista, come y vive sano, y aprendió muy pronto el concepto de la pausa. Su padre que, bendita sea, está más recuperado, trabajaba de 9 a 9, sin pausas y sin almuerzo, porque era necesario, decía. Desde que su corazón le enviara esta señal de atención, pasa menos horas en el consultorio, almuerza en su casa y atiende a menos pacientes. Su hijo me dijo durante la última consulta: –todo sigue igual…
Y por qué habría de ser de otra manera? Nos creemos irreemplazables, nos sobrecargamos de deberes, nos asustamos si la aparente estabilidad de nuestra economía peligra, pero no nos detenemos hasta que la salud nos golpea violentamente en la cara con un aviso de los ineludibles. Y cuando eso ocurre, cambiamos nosotros. El resto del mundo al que pertenecemos, como bien dijo Marcelo Jr., seguirá igual.

Quise preparar un bocado delicioso y sano para regalar a los dos Marcelos. Para que lo saboreen en sus pausas y para que ojalá las sigan considerando.

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Pausa de chocolate y dátiles

Ingredientes:
Para la base:
150 grs de cacao amargo
320 grs de azúcar orgánico
200 ml de agua hirviendo (o c/n)
150 ml aceite de oliva extra virgen
6 huevos

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Para la cubierta:
300 grs de dátiles
jugo exprimido de dos naranjas
30 grs de almendras picadas groseramente
ó
30 grs de almendras fileteadas
escamas de chocolate

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Preparación:
Forrar un molde redondo de 23 cm de diámetro con papel manteca y rociar con rocío vegetal. Llevar a heladera hasta el momento de utilizarlo.
Precalentar el horno a 180º.
Mezclar el cacao con el azúcar, agregar el agua hirviendo y revolver hasta que se disuelvan (la cantidad de agua puede variar). Incorporar el aceite de oliva y luego las yemas, una a la vez.

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En otro bowl batir las claras a nieve y unirlas a la preparación del chocolate en tres tandas, con movimientos envolventes.

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Verter en el molde y hornear durante 45-50 minutos.

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Al retirarla del horno, la parte de arriba tenderá a derrumbarse. Está bien que esto ocurra, y así tendremos más espacio para extender nuestra cubierta de dátiles y naranja.

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Dejar enfriar. Colocar la cubierta y terminar con las almendras y las escamas de chocolate.

Para preparar la cubierta dejar en remojo los dátiles por un par de horas en el jugo de naranja, escurrir, descarozar, picar finamente y procesar unos segundos agregando el jugo de naranja del remojo hasta formar una crema densa. Colocar sobre la torta emparejando con una espátula.

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Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)