Ensalada de chaucha y pimiento en vinagreta de olivas verdes

Ensalada de chaucha y pimiento en vinagreta de olivas verdes

Letras | Cocina

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IMG_0888Después de las grandes comidas, muy típicas de las celebraciones de fin de año, vuela en el aire aún festivo una palabra en todos los idiomas: desintoxicación!

“Empiezo el lunes”
Ha escuchado de usted mismo pronunciar esta sentencia? Estoy segura que sí. Todos la hemos dicho alguna vez, y la mayoría no la hemos cumplido. Por qué? En primer lugar porque el lunes es día espinoso, para nada amigable, casi feo desde donde se lo mire. Termina el descanso, recomienza el trabajo, hay que llevar al colegio a los niños, al pediatra, a inglés, a música, a gimnasia, pasar del abogado, del contador o del doctor que nos atenderá el mal de turno, una vuelta por el supermercado pues se acabó el papel higiénico y otra por la veterinaria, pues toca vacuna a la mascota.
Ah! Sí! Y la dieta! Ya me olvidaba!

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Todos la olvidamos. Es comprensible. Raya en la injusticia tener que someterse a un régimen de lechugas, escasas y enclenques, después de un día tan ocupado. Y si fueran días de vacaciones? Aún más grande la indignidad, el despropósito de sentarse a comer con la familia y dedicarnos a contar calorías en lugar de disfrutar a los hijos y amigos que nos acompañan.

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La comida saludable, abordada con tal actitud, se convierte en sacrificio. Para usted, para mí, para todos. En cambio –lo he probado y usted lo ha comprobado en las más de 90 recetas de este blog– podemos comer sano y rico, deleitarnos y divertirnos en una mesa encantadora y beneficiarnos al mismo tiempo con las múltiples propiedades nutricionales que nos aporta la comida.

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Cambiar de hábitos es una tarea delicada, áspera en algún sentido. Sin embargo, se sorprenderá con la capacidad de innovación e hidalguía de su compinche “el paladar” para enfrentar sabores y texturas nuevos. Alecciónelo previamente acerca de la importante resolución que acaba de tomar en este comienzo de año: COMER SALUDABLE. No lo defraudará, créame. He pasado la experiencia.

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La palabra ensalada es mala palabra para muchos. Trataremos de desmitificarla y devolverle su buena fama original transformándola en un plato sólido, que no sólo aquiete las pasiones del apetito sino que, a su vez, lo mantenga satisfecho hasta su próxima comida. De momento evitemos las lechugas que, descontado sus propiedades antioxidantes, aportan muy poco valor nutritivo y además, como usted dice, no llenan!

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Las chauchas, denominadas en otros países ejotes, frijoles verdes, habichuelas, vainitas, porotos verdes, judías verdes, alubias verdes, etc. pertenecen al grupo de las leguminosas, porque su tipo particular de fruto es una legumbre. Una vaina de paredes finas que encierra varias semillas sabrosas y de gran valor nutricional. Poseen un bajo contenido calórico (28 cal/100 g), pues en su composición hay un alto porcentaje de agua (90%). Es un alimento de fácil digestión, de poderoso efecto diurético gracias a su riqueza en potasio. Y por su contenido de fibra, ayuda a brindar alivio a los problemas de estreñimiento y un confortable estado de saciedad por periodos más prolongados.

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Combínela con pimientos rojos o del color que más le guste, trozos de palta cremosa, una vinagreta de olivas verdes, una buena dosis de almendras o cualquier otro fruto seco que aporte proteína y algo crocante para masticar y… listo! Almuerzo o cena en su mesa, en pocos minutos, saludable, apaga el hambre y alegra el espíritu.
Hágala hoy o mañana, por favor! no espere hasta el lunes…

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Ensalada de chaucha y pimiento en vinagreta de olivas verdes

Ingredientes: (para 2 porciones abundantes)
½ kg de chauchas
1 pimiento rojo mediano
ó
2 pimientos pequeños de diferente color
1 palta mediana
almendras c/n
brotes para decorar (opcional)

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Preparación:
Lavar las chauchas y los pimientos. Llevar a fuego máximo en dos vaporeras chauchas y pimientos por separado, pues el tiempo de cocción es distinto en ambos. Cuando el agua del fondo alcance el punto de ebullición bajar el fuego a mínimo y continuar cocinando hasta que las chauchas estén tiernas. Retirar del fuego sólo las chauchas y cortar la cocción con un chorro de agua fría para mantener su color verde. Si no tiene vaporera repita el mismo proceso en una cacerola con agua hirviendo.

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Continuar cocinando el morrón si aún está firme. Cuando al pincharlo con un tenedor lo sintamos casi blando retirarlo del fuego. Colocarlo en un recipiente de vidrio, cubrir bien con papel film y dejar enfriar. Este proceso garantiza que podamos luego quitarle la piel sin romper su carne.
*** Al retirar el pimiento de la vaporera, utilizar una espumadera o cualquier otro utensilio. NO recomiendo hacerlo con las manos, el pimiento conserva agua en su interior que podría causar quemaduras en caso de romperse y soltar el líquido.

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Trabajar los pimientos una vez fríos. Quitar los tallos y, en su interior, las semillas y nervaduras. Pelarlos y cortarlos en pequeños trozos. Reservar. Utilice uno mediano o dos pequeños de distinto color.

Quitar los extremos y las hebras fibrosas –si las tuvieran– que normalmente unen las dos paredes de la chaucha. Cortar en pequeños trozos. Reservar.

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Pelar la palta, extraer el carozo y cortarla primero en tiras y luego en trozos más pequeños. Reservar.
Por último, mezclar todos los ingredientes de la ensalada y volcar en el recipiente que contiene nuestra vinagreta de olivas.

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Mezclar y servir con almendras picadas, para agregar un elemento proteico y un tono crocante al plato.

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Puede acompañarlo con queso feta de cabra, quinoa cocida, arroz integral cocido, un huevo poché como preparamos hace poco o simplemente una buena tostada de nuestro riquísimo pan de maíz.

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Para la vinagreta de olivas:
10 aceitunas verdes
ralladura de la cáscara de un limón
½ taza de perejil picado
jugo exprimido de un limón
aceite de oliva c/n
sal y pimienta c/n

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Exprimir el limón y colocar en el fondo del recipiente en el cual prepararemos nuestra ensalada. Agregar sal y pimienta (a gusto) y revolver hasta disolver la sal en el jugo de limón.

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Descarozar y picar finamente las aceitunas.

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Agregar al recipiente anterior junto con la ralladura de limón y el perejil picado.

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Por último, verter el aceite de oliva en forma de hilo, revolviendo siempre, hasta lograr una vinagreta de consistencia bastante líquida.

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Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Tabule “primavera” de amaranto

Tabule “primavera” de amaranto

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Otra receta de la cocina árabe. Con el aporte americano, en esta oportunidad, del amaranto, denominado seudocereal o falso cereal junto a la quinoa, la chía, el lino y el trigo sarraceno, entre otros. Estas plantas, que no pertenecen a la familia de las gramíneas, poseen semillas parecidas a los granos de los cereales y se utilizan de maneras similares en la alimentación.

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Por qué elijo recetas árabes? Porque ofrecen una opción simple, singular y exótica a la comida de todos los días, capaz de convertirse –luego de un tono especiado o el agregado de una hierba fresca o alguna verdura– en un real agasajo. De características prácticamente mediterráneas, es una cocina que privilegia el consumo de verduras y cereales sobre el de la carne, y cuyos dulces, con el uso extendido de frutos secos, representan una alternativa mucho más dúctil para ser traducidas a su versión sana que aquellas que nos brinda la cocina occidental.

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El tabule es una ensalada fresca, ideal para los meses que se avecinan en nuestro hemisferio, elaborada a partir de una base de trigo bulgur o también cuscús a la que se añaden ingredientes distintos dependiendo de la zona en donde se prepare; sin embargo, la mayoría de las recetas de esta ensalada incluyen verduras frescas como el tomate o pepino o pimiento y una cantidad sustancial de perejil picado. En este caso introduciremos el amaranto en reemplazo de los cereales habituales.

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El amaranto de nuestra receta proviene de Tecnobotánica, una empresa argentina dedicada a la producción y al desarrollo de alimentos naturales de calidad, con altas propiedades nutricionales: chía, quinoa, amaranto, lino, sésamo. Se ocupan del alimento desde su cultivo (en campos propios) hasta su llegada a las góndolas de los comercios minoristas –dietéticas, farmacias y cadenas de supermercados–, con el nombre comercial y prometedor de Dale vida.

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El amaranto lo hemos presentado en la entrada Pasta caserecce con vegetales asados. Le sugiero una relectura. De todos modos, daremos algunos datos sobre los múltiples beneficios del consumo de esta planta cultivada ya en los tiempos del mundo prehispánico, conocedores de sus componentes tanto vigorizantes como nutricionales. La diminuta semilla de amaranto, de solo 1-2 mm contiene mucha más proteína y aceite que el conjunto de los cereales. Y otra información para repetir y difundir: presenta una digestibilidad del 93%!

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Por lo demás, es un alimento 100% versátil, se adapta cómodamente a preparaciones saladas y dulces, a la elaboración de postres, desayunos, masas, panes, sopas, guisos, etc. Es la primera vez que trabajamos este grano en nuestras recetas, así que daremos algunas explicaciones acerca de su cocción para garantizar que su plato luzca atractivo, apetecible y se vuelva una elección repetida en la mesa de su casa sea como comida principal, ensalada o acompañamiento.

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Tabule “primavera” de amaranto

Ingredientes: (2 personas)
200 grs de amaranto ***
600 ml de agua
150 grs de tomates cherry
100 grs de habas cocidas peladas
50 grs de perejil (un ramillete grande)
1 rama larga de apio
1 palta mediana
ciboulette c/n
jugo de ½ limón
cáscara rallada de 1 limón
30-40 ml de aceite de oliva
sal marina y pimienta a gusto
semillas de sésamo a gusto

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*** Cocción del amaranto:
Colocar el amaranto en remojo con el agua durante 30 minutos o 1 hora, dependiendo del tiempo que tenga disponible.

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Llevar a hervor y bajar el fuego a mínimo, cocinar con la olla tapada, durante 25-30 minutos o hasta que el agua se haya casi evaporado.

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Para cualquier otra preparación, se deja reposar unos minutos y está listo para consumir. En el caso del tabule, y de alguna otra ensalada o preparación fría donde no buscamos un resultado cremoso sino que el grano se despegue, es necesario enjuagarlo con agua fría –para cortar el proceso de cocción– en un colador provisto de una tela o repasador fino; el amaranto es un grano de tan solo 1-2 mm y en el colador lo perderíamos. Presionar con el fondo de una cuchara para extraer el agua fría y reservar.

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Preparación del tabule:
Cocinar las habas al vapor durante 8-10 minutos, dejar enfriar y quitarles la piel.

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Cortar los tomates cherry verticalmente por la mitad, picar en rodajas finas el apio y picar el perejil.

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Pelar, descarozar y cortar la palta en rodajas. Mezclar todos los ingredientes.

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Agregar al amaranto cocido. Picar el ciboulette y reservar.

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Rallar la cáscara del limón y exprimir su jugo, disolver en ellos la sal marina y una pizca de pimienta. Agregar el aceite en forma de hilo batiendo enérgicamente para amalgamar la vinagreta. Verter sobre la preparación del amaranto minutos antes de servir, revolviendo con una o dos cucharas hasta bañar todos los ingredientes.

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Terminar con el ciboulette picado y semillas tostadas de sésamo integral. Llevar el resto de las semillas a la mesa para que cada quien se sirva a gusto.

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Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Pan de maíz con semillas “toda ocasión”

Pan de maíz con semillas “toda ocasión”

Letras | Cocina

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Pan de maíz con frutillas al torrontés.
Pan de maíz con mostaza, queso de cabra y lechugas crujientes.

Para quien evita el gluten en su alimentación, o al menos trata de consumirlo con menor frecuencia, el acto simple y cotidiano de “ir a comprar el pan” suele volverse un desafío sino complicado, bastante triste.

Hemos crecido con la idea universal del pan leudado, esponjoso, alto como sinónimo de espléndido. Y hemos asimilado las características de su sabor asociándolo con las de un bocado quizá insípido, algo salado, neutro y muy aceptable si viene acompañado de cualquier otro ingrediente subido a sus espaldas. Convenimos en lo último, verdad?

IMG_6740-BRToda época pasada fue mejor, dicen los que tienen más edad que nosotros, y en el caso del pan la afirmación es más que válida. Me explico. No estoy hablando desde la nostalgia que a mis años (no son muchos, pero indican) nos mantiene, de a momentos, evocando con mayor lucidez un plato que comimos en la infancia y condenando, al mismo tiempo, la nebulosa grande y terca que nos tapa el recuerdo de nuestra cena de anoche. Estoy analizando realidades, la suya y la mía, y la de un trigo que no es lo que era por obra del genio e ingenio humano. El problema principal del trigo actual es que la proporción de gluten contenido en el grano ha aumentado considerablemente debido a las técnicas de hibridación. Estas técnicas, implementadas en los últimos 50-60 años, y las técnicas de modificación genética, han sido utilizadas no sólo para mejorar su resistencia a las plagas, también para lograr un mayor rinde. Consecuencias y contrapartida de estas modificaciones? Un incremento en el contenido de gluten y un mayor perjuicio para quienes lo ingieren.

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Me preguntaron, en una ocasión, si vivía en una burbuja. – Ojalá, respondí. Yo que defiendo y admiro, y lo digo a menudo, la naturaleza de una existencia “lunera” (entiéndase: vivir en la luna) estaría feliz de quedarme allí para siempre. Sin embargo, y copiando a un tío mío muy querido, necesito un tiempo suplementario o dos en esta tierra para cumplir los afanes que me propuse, sin mencionar aquellos nuevos que se agolpan en mi espíritu cada vez más entusiasta. Entonces contesto: –nada de burbuja, apechugo como usted con las condiciones y situaciones que nos procura el entorno y me sirvo de mi cualidad de “antigua”, según me tildan algunos, para desempolvar costumbres y actitudes devaluadas, como cocinar un pan, dar las gracias con exageración o exagerar el cariño porque tengo fe en usted, y me encanta demostrárselo.

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Volviendo a la cuestión terrenal del pan, le pido: consiéntame, prepare pan casero alguna vez, intente con una harina no tradicional, consúlteme si le hace falta.

Es cierto que hoy es posible encontrar panaderías que elaboren pan artesanal o que lo hagan con harinas integrales, pero es muy difícil hallarlas en nuestro camino diario (pues no abundan) y cuando esta posibilidad se transforma en un obstáculo terminamos por descartarla. No vivo en una burbuja, créame, por eso le digo, todos somos capaces de cocinar, al menos una vez por semana, un pan en nuestra cocina. Si es capaz de hacer eso, le perdono el gluten que consumirá cuando éste se acabe.

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Sí, también sé y con gran frustración, de la gran cantidad de otras semillas que han sido modificadas y que llegan híbridas a nuestra bolsa de compras. Hacemos lo que podemos, nadie vive en una burbuja ni traslada una vianda debajo del brazo los 365 días del año.
Piano piano, decía mi nona. Un paso a la vez. Un pan por semana… Hágase un mimo. Usted se lo merece!

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Para la receta de hoy acompañé el pan de maíz con frutillas al Torrontés que preparan de maravillas nuestros amigos de Salta y, por otra parte, para quien delate un paladar salado, un pan con mostaza de Dijon, hojas crujientes de lechuga embebidas en aceite de oliva extra virgen, láminas de queso de cabra, pimienta para todo el mundo y un reguero de semillas para ambos platos. Usted lo come como quiera, por supuesto!

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Pan de maíz con semillas “toda ocasión”
Este pan es muy versátil. Sea dulce o salado acompaña con su particular sabor y textura suave cualquier antojo o picoteo y cualquiera de las cuatro comidas. Es rico tostado y sin tostar, a la parrilla o bien al horno untado con aceite de oliva extra virgen o con lo que usted prefiera o disponga en el momento.

Ingredientes: (para un pan grande)
500 grs. de harina de maíz (polenta)
50grs. de harina de arroz integral
50 grs. de fécula de maíz
5 cdtas. de sal marina
1 ½ cdas. de polvo de hornear
4 huevos
150 ml. de aceite de oliva
700 ml. de agua a temperatura ambiente
2 cdas. de miel
1 cda. de semillas de sésamo integral
1 cda. de semillas de girasol pelado
1 cda. de semillas de lino

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Preparación:
Precalentar el horno a fuego moderado.
Forrar con papel de cocina (manteca) un molde grande de pan y untarlo con rocío vegetal.

IMG_6612-BRProcesar o pasar por molinillo de café la harina de maíz y la de arroz integral hasta obtener una consistencia más fina. Unirlas en un recipiente con la fécula de maíz, la sal y el polvo de hornear. Reservar.
Mezclar las semillas (lino, girasol y sésamo integral). Reservar.

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En bowl aparte mezclar los ingredientes líquidos. Batir los huevos con la miel. Añadir en forma de hilo el aceite de oliva, siempre batiendo y, por último, agregar el agua sin dejar de revolver.
Incorporar los ingredientes líquidos a los secos y mezclar delicadamente con batidor manual (debe resultar una preparación bastante blanda).

IMG_6629-BRColocarla en el molde. Esparcir sobre la superficie la mezcla de semillas, una pizca de sal y un hilo de aceite de oliva.

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Hornear a fuego moderado durante 50 minutos o hasta que insertando un palillo lo retiremos seco y limpio.

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Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Repollitos de Bruselas con girasol picante

Repollitos de Bruselas con girasol picante

Letras | Cocina

img_4284img_4161El repollito de Bruselas es una hortaliza con mala reputación. Perteneciente a la familia de la col, es oriunda del litoral mediterráneo y resiste los climas fríos, por eso quienes la hemos adoptado y domesticado en nuestras cocinas, la disfrutamos durante el invierno. Para personas sensibles a los sabores amargos, como afirma Harold McGee en “La cocina y los alimentos” (libro ya citado en otra entrada), las coles de Bruselas son, simplemente, demasiado amargas para comérselas. Y eso se debe a una sustancia llamada tiocianato concentrada en su interior que, tanto si las cocinamos rápidamente como si lo hacemos despacio, el resultado es el mismo sabor amargo. Es aconsejable cortarlas por la mitad, para que al cocerlas puedan liberar parte de este componente que no es del gusto de la mayoría.

img_4292Durante décadas, dice también McGee, la ciencia de la nutrición afirmó la condición accesoria de las verduras y frutas y las ubicó a un lado del plato y al final de la comida, consideradas fuente de unos pocos nutrientes que sólo necesitamos en pequeñas cantidades, y de fibra mecánicamente útil. Sin embargo, en los últimos años, hemos empezado a darnos cuenta de las muchas sustancias valiosas que las plantas han guardado para nosotros, y aún seguimos aprendiendo.

img_4296Los nutrientes y vitaminas (como la A, C y K) contenidos en los repollitos de Bruselas actúan en nuestro organismo como antioxidantes, anti-inflamatorios y desintoxicantes, favoreciendo la prevención de enfermedades cardiovasculares, el estreñimiento (ricos en fibra), regulando la función de la glándula tiroidea, impidiendo la formación de tumores cancerosos en el aparato digestivo, etc

Analizando los múltiples beneficios de esta hortaliza y procurando una manera de mitigar su sabor amargo la declaramos protagonista de nuestro plato de hoy, pero, si como dice McGee, decide usted servirla como accesorio, puede correrla hacia un costado y acompañar esta ensalada con la fuente de proteína que prefiera; le sugiero algo ligero, algún pescado, cereal o legumbres, pues esta verdura, consistente y rica en fibra, favorece la sensación de saciedad. Por ejemplo, con el salmón que describimos en este post, o el lenguado de este otro, o el risotto de quinoa con pesto, etc. Combina, excelentemente también, con un queso de cabra semi blando, sin estacionar, esparcido en trozos sobre la ensalada antes de llevarla a la mesa.

img_4260img_4258Para otorgar a la preparación una cualidad crocante opté por una buena cantidad de semillas tostadas, de girasol, con una pizca de sal marina y una cubierta de ají molido que pica y divierte mientras se deshace en la boca.

img_4280Adicionalmente, el valor nutritivo de las semillas de girasol convierte el plato en una rica fuente de proteína saludable y además aporta aceites y grasas sanos, calcio, fósforo, hierro, vitaminas A, D, E y muchas del complejo B. Al tostar las semillas, algunas de estas propiedades se desvanecen, sin embargo, su origen natural y su composición hacen de las semillas (y no sólo de girasol) un alimento difícil de igualar en cantidad de nutrientes –no se encuentran en ningún otro en estas concentraciones.

img_4300Son ideales como aperitivo o golosina y, aunque tostadas con sal o con azúcar orgánico, siempre resultarán más saludables que comprar un dulce de kiosco o completar nuestro plato de repollitos con panceta frita. Le parece razonable?

IMG_4301Repollitos de Bruselas con girasol picante

Ingredientes: (para 2 personas)
Para los repollitos:
350 gramos de repollitos de Bruselas
3 cucharadas de azúcar mascabo
1 cdta. de sal marina
3 cdas. de aceite de oliva
2 cdas. de jugo de limón
tiritas de cáscara de limón c/n

img_4133img_4126Preparación:
Lavar los repollitos de Bruselas, descartar las hojas externas que no estén en buenas condiciones, cortarlos por la mitad y hervirlos en vaporera o en agua con sal durante pocos minutos, hasta que estén al dente y aún conserven su color natural característico. Retirar del fuego.

img_4192Calentar una sartén con el aceite de oliva y el azúcar mascabo. Condimentar las mitades de repollitos de Bruselas con sal y disponerlos boca abajo sobre el fondo. Saltear durante unos minutos, hasta que el azúcar se derrita y comience a caramelizar.

img_4218Darlos vuelta y revolver bien para amalgamar los sabores. Desglasar el fondo de cocción con el jugo de limón, cocinar por unos segundos más y retirar.

img_4251Servir sobre el plato con tiritas de cáscara de limón (podrían ser de naranja o pomelo) y las semillas de girasol picantes espolvoreadas encima. Si quiere agregar aún más sabor a esta ensalada, pruebe finalizarla con la vinagreta de perejil. La receta la encuentra aquí.

img_4305Para las semillas de girasol picante:
150 grs. de semillas de girasol peladas
2 cdtas. de ají molido
1 cdta. de sal marina
aceite de oliva c/n

img_4088img_4329Preparación:
Precalentar el horno a temperatura moderada. Colocar las semillas de girasol en un bowl, agregar el ají molido, la sal y la cantidad suficiente de aceite de oliva para humedecer las semillas y lograr que los condimentos se adhieran a su superficie (2-3 cucharadas). Mezclar bien y esparcirlas en una asadera.

img_4166Llevar a horno durante 10-15 minutos revolviendo de vez en cuando y vigilándolas para que no se quemen. Retirar y volcarlas sobre papel de cocina hasta que enfríen.

img_4194Servir sobre la ensalada y guardar el resto en un frasco de vidrio cerrado herméticamente. Cuando llega a casa con hambre, cuando mira una película o partido de fútbol, cuando tiene ganas de comer algo salado y no sabe definir el “algo”, acuérdese de estas semillas.
Créame, resuelven urgencias…

img_4236img_4307Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)

Y a k i m e s h i 焼き飯 Arroz japonés

Y a k i m e s h i          焼き飯                                                                                                                                             Arroz japonés

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dsc01826Hace tiempo, en un encuentro de trabajo, conocí a Chizuko, una mujer japonesa y especialmente exquisita como sólo en ese país pueden serlo. Habla poco inglés, nada de español o italiano, y lo que en circunstancias similares se convertiría en un problema de comunicación entre dos personas, con Chizuko se resuelve en su sonrisa, abierta aunque discreta, amable, ofrecedora de paz.

dsc01809Al año siguiente, coincidimos en una cena. La mesa estaba ocupada por italianos y argentinos que hablábamos italiano, argentino y por supuesto inglés, para intentar hacer partícipe a Chizuko de la conversación de todos. Inútil. Total, como dije, entiende poco y nada. A la hora del postre, consecuencia del vino, del cansancio o del tedio, comenzamos a decir y a enseñarnos unos a otros palabras de las que se tildan “malas”, aquellas que, por lo general, recordamos con mayor facilidad de cualquier lengua que no nos pertenezca. Italianos y argentinos, nacidos en culturas ambas abundantes, jugamos sin reprimirnos. Cuando fue la propia Chizuko quien debió pronunciar su “mala palabra” se mostró incapaz y se encogió de cuerpo y espíritu. Me conmovió su pudor. Le tomé las manos para acompañarle la timidez un rato, y cuando finalmente logró decir una, nada suculento como esperábamos, la repetimos igual, vivamente, como niños, antes que se debilitara su sonrisa. Entonces nos enseñó 名刺名 (meishi) que significa “tarjeta personal”.

Quién sabe si nos veremos de nuevo… Recordándola, cociné este arroz con verduras, el “yakimeshi”. Una costumbre oriental conveniente para reutilizar el arroz que no hemos comido en la semana, demanda muy poco empeño, es saludable y rico. Un plato a la medida de Chizuko: simple y cordial, justo y alegre. El “yakimeshi” es una comida sencilla en Japón, que rara vez se halla en el menú de los restaurantes. Es, más bien, una comida casera.

dsc01833En Japón se come arroz blanco, cocido con nada más que agua y sin ningún condimento, para acompañar otros platos que tienen sabores fuertes. Cocinan a diario este arroz y, llegado el fin de semana, hay bastante como para hacer “yakimeshi” (además de otros ingredientes que no se han consumido en la semana).

Mi propuesta se basa en el arroz integral, pues en su integralidad natural el arroz contiene la fibra, las proteínas, la tiamina, el calcio, el magnesio y el potasio de los cuales será despojado en el proceso de su refinamiento. Lo mismo sucede con el resto de los cereales. Es insustituible el valor nutricional de aquellos integrales respecto a los procesados. Como siempre digo, usted elige.

dsc01803En honor a la delicada Chizuko, a su sonrisa, a su entrañable timidez…

Yakimeshi de verdura

Ingredientes:
4 cucharadas de aceite de oliva
1 cucharada de salsa de soja
1 cucharada de jengibre picado fresco
1 huevo
1 cebolla pequeña
2 tazas de arroz integral cocido ***
1 taza de calabaza picada
2/3 taza de zanahoria picada
½ taza de arvejas cocidas
sal marina c/n (moderada, pues la salsa de soja es muy salada)
cebollita de verdeo c/n
sésamo negro c/n

dsc01770Preparación:
Picar finamente el jengibre. Cortar la cebolla, la calabaza y la zanahoria en brunoise. Calentar 1 cucharada del aceite de oliva de preferencia en un wok o, en su defecto, en una sartén. Batir el huevo y cocinarlo rápidamente revolviendo siempre para que se desarme. Retirar y reservar en un plato.

Agregar y calentar el aceite restante, añadir el jengibre y los vegetales picados. Cocinar a fuego moderado, mezclando con frecuencia hasta que las verduras estén al dente.

Agregar el arroz cocido, las arvejas, condimentar con sal marina a gusto y mezclar todos los ingredientes. Incorporar por último la salsa de soja y el huevo.

dsc01796Terminar con un chorrito de aceite de oliva para darle brillo. Mezclar nuevamente y servir. Decorar con cebollita de verdeo y unas semillas de sésamo negro.

dsc01817*** Si no tiene arroz integral cocido en casa o no lo ha cocinado en otras ocasiones, aquí las instrucciones para hacerlo:

1 taza de arroz integral
2 tazas de agua
1 pizca de sal marina

Idealmente poner el arroz en remojo (si se saltara este paso, cocinar luego unos minutos más). Llevarlo a llama fuerte, sin tapa, hasta que hierva. Agregar la sal, bajar el fuego y tapar. Colocar debajo de la cacerola un difusor de calor. Dejar cocinar a fuego mínimo durante 45 minutos o hasta que el agua se evapore. Apagar el fuego y dejar reposar sin revolver 10 minutos.

Marisa Bergamasco
(Aficionada a la escritura, al buen cocinar y al buen comer y a los buenos y grandes cariños, de profesión agente de viajes, soñadora de vocación, por siempre…)